Advierten sobre “vientos nuevos” de Francisco

ASUNCIÓN. El recientemente destituido Mons. Rogelio Livieres, advirtió hoy que la Iglesia Católica se encamina hacia “un gran cisma” debido a los “vientos nuevos” que según dijo se pretenden aplicar y acusó de ello a sectores jesuitas.

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Livieres cobró notoriedad cuando defendió con firmeza a sacerdotes extranjeros que prestaban servicios en su diócesis pero que tenían acusaciones de abusos contra menores, entre ellos el argentino Carlos Urrutigoity.

Cuando el caso salió a luz, el ex arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, quien renunció por razones de edad, pidió la revisión del caso del citado sacerdote, lo que motivó una airada reacción de Livieres quien acusó de homosexual a sucolega.

Livieres también fue acusado de desviar fondos públicos donados a su diócesis, y de ordenar sacerdotes con pocos años de estudio.

El Vaticano envió a fines de julio una misión de investigación compuesta por dos altos prelados, sobre cuyo informe, el 25 de septiembre se conoció la decisión del Papa Francisco de destituir de su diócesis al cuestionado obispo.

En un comentario que apareció hoy en su blog personal de internet, el obispo cuestionó algunas nuevas orientaciones que según dijo se pretenden seguir dentro de la iglesia, especialmente en relación a la familia.

“Dentro de la iglesia, y últimamente desde algunas de sus más altas esferas, 'soplan vientos nuevos' que no son del Espíritu Santo”, expresa en un párrafo. “La situación es gravísima y no soy yo el primero en advertir que desgraciadamente estamos frente al peligro de un gran cisma”, agregó.

Según Livieres, el propio cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (cardenal Gerhard Muller), ha criticado la “pretensión utópica” de realizar cambios de fondo sin afectar por ello la doctrina católica sobre la familia.

En este contexto, menciona “con tristeza” al cardenal Walter Kasper, quien en febrero pasado abogó para que se permita dar la comunión a los divorciados, lo que a su criterio crea un desconcierto.

Enfatizó la referencia al sostener que “el cardenal Kasper y la revista jesuita Civiltá Cattolica son activos propulsores que lideran esta confusión”.

Livieres expresó su preocupación en que con este nuevo rumbo “lo que antes estaba prohibido como una grave desobediencia contra la ley de Dios, ahora podría quedar bendecido en nombre de su misericordia”.

Pidió oraciones por el Papa Francisco (también jesuita), los cardenales y los obispos e instó incluso a estar dispuestos a derramar la sangre “en la defensa de la promoción de la familia contra las tormentas del engaño y la idolatría de la libertad sexual del hombre frente a Dios”.

Tras su destitución, Livieres todavía conserva su investidurade obispo, pero según la determinación papal, solo puede celebrar oficios religiosos en forma privada.

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