Mathías, un joven querido por muchos

Mathías Correa (18), quien murió camino al Hospital de Trauma luego de ser apuñalado por dos motochorros, era un chico sencillo, callado y muy carismático, según su padre. “Nosotros no dimensionábamos la cantidad de gente que lo quería”, confesó.

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“Hace una semana se le había roto el botín para jugar fútbol y sus amigos hicieron una vaquita y le trajeron un par nuevo para que pudiera jugar otra vez con ellos. Yo creo que nunca medimos lo que él era; él tenía por lo visto una misión, que era mantenerle a su grupo de amigos alejados de los vicios”, comentó Sergio Correa, papá de Eduardo Mathías Correa Navarro o Mathi, como le decían sus amigos.

El joven de 18 años murió camino al Hospital de Trauma luego de que le asestaran una puñalada y de que no lo asistieran en el Hospital de Fernando de la Mora. Sus atacantes, Alejandro Moisés Corvalán y Luis Ramón Rojas, fueron capturados ayer.

Mathías era un joven que a menudo compartía con sus amigos en su casa, donde se congregaban constantemente, según su padre. “Se reunían acá en casa para ver películas; mi señora les hacía pororó para que estén como en el cine y yo les compraba algunas gaseositas a veces, o se pasaban jugando Play. Pero lo más importante en su vida era el fútbol, eso era lo que más le gustaba”, relata.

Cuenta Sergio que Mathi era tan tranquilo que, cuando él le reprochaba por tonterías, su hijo jamás le levantaba la voz. “Sinceramente, ahora nos dimos cuenta de que él tenía un aura, un carisma impresionante. Sabía que tenía muchos amigos, pero nunca me imaginé que tantos. Cerca de 1.500 personas por ahí hubo en el velorio. Su profesora del preescolar y gente que hace años no aparecía volvió a aparecer. Estamos hilando las cosas”, agrega emocionado.

Mathi estaba haciendo lo que él tenía que hacer acá en la Tierra, porque atesoraba un gran carisma y el próximo año iba a estudiar arquitectura; amaba jugar con la pelota, tanto que llegó a integrar el plantel de Santaní, cuenta Sergio. Resalta que a esa edad la mayoría de los jóvenes solo piensan en salir a vagar y hacer cualquier “macanada”, mientras que su hijo estaba bastante enfocado en compartir con sus amigos, la Iglesia, el fútbol y su futuro estudio.

Manifiesta que hace poco empezó a trabajar con sus primos todos los días. “Él quería comprarse sus cositas para Navidad como cualquier joven. Él, así mismo como ganaba, semanalmente le traía a su mamá. Ella le daba solo para su pasaje y guardaba el resto en un sobre que decía 'ahorro de Mathi'. Yo no le veía más, él se iba a las 07:00 y a veces venía a la 01:00 o a las 02:00. Yo le dije: ‘¿Qué pasa, Mathi? ¿Vas a comprar toda la casa comercial?’. Él se rió nomás, no me dijo nada”, agrega.

Recuerda también que desde aproximadamente los 8 años participaba en los grupos de la Iglesia y que asistía con frecuencia, por lo que sus mismos compañeros de los grupos organizaron ayer un acto en la explanada de Domingo Savio para exigir justicia para Mathi.

El papá de Mathi cuenta que ahora está tratando de ir a trabajar y de hacer cualquier cosa para entretener su mente, pero que de igual manera las noches en la casa son muy duras. "Nadie duerme", puntualiza. Su hermanita de 8 años era muy apegada a él y tratan de que vaya a jugar con sus primas, para que también esté ocupada; sin embargo, su hermano mayor, con quien compartía habitación, es el que pasa mayor tiempo mirando las cosas que dejó Mathi, así como su mamá.

Lamenta que unos inadaptados le arrebataran la vida a su hijo miserablemente, dejando todos sus proyectos truncados y una familia devastada. Lo único que piden es que se haga justicia.

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