"No hay lugar para párrocos desobedientes"

CIUDAD DEL ESTE. En su homilía, en la Catedral, monseñor Rogelio Livieres, dijo que los sacerdotes deben tener los oídos abiertos a lo que dice el obispo, al referirse al cura Fulgencio Ferreira, denunciado falsamente por estupro.

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La autoridad eclesiástica empezó diciendo que Jesús murió por nuestros pecados y que instituyó la eucaristía en la última cena de manera que quede presente entre nosotros. Añadió que dejó a los apóstoles su palabra y estos, a su vez, a los obispos.

Luego afirmó que los párrocos como representantes del obispo en las parroquias deben hacer lo que la jerarquía designa.

Reiteró que en el caso del padre Ferreira no se tuvo en cuenta las acusaciones de supuesto abuso sexual, añadiendo que una cosa son los pecados y otra los delitos. Ferreira, apartado de parroquia Sagrado Corazón de Jesús, tras una falsa denuncia de estupro, que luego fue desmentida por familiares de la supuesta víctima.

“Siempre tenemos que tener el oído abierto a las cosas que dice el obispo. Sobre estos incidentes que ustedes ya tuvieron conocimiento del padre Fulgencio, yo había pedido que él fuera retirado, lo hice el 9 de enero por escrito y eso está en la página de la Diócesis. Después decidieron que no se iba a retirar. Si fuese un buen sacerdote, hubiese obedecido a su obispo”, expresó Livieres.

Dijo que no puede tener en la institución a alguien que no está de acuerdo con sus disposiciones y que por ello tuvo que sacarlo de la Diócesis.

“Tuve que removerlo, no porque él tuviera cosas tremendas que juzgársele, sino porque no estaba de acuerdo conmigo”, declaró el prelado.

“Yo soy de decir pocas cosas, pero cuando digo, debe cumplirse, porque los párrocos son mis colaboradores, no puedo estar enfrentados con ellos. En eso se resume lo que recordamos en Semana Santa, un mandamiento nuevo les doy, que se amen los unos a los otros como yo los he amado”, dijo el monseñor.

Pidió que este año se eviten las murmuraciones hacia el hermano, haciendo alusión a los sacerdotes. Reconoció además que “todos los sacerdotes somos pecadores”.

Refirió que evita hablar con los medios de prensa pues estos buscan “comidillas” con relación al problema instalado con el padre Ferreira y admitió que los sacerdotes buscan disimular sus pecados.

“Procuré ser lo menos claro posible con la prensa, con la radio, con la televisión, que siempre están interesados en comidillas. Hace un año que no hablo con ellos, procuramos disimular los pecados de los sacerdotes, porque tienen derecho a eso, pues los pecados, los delitos de los sacerdotes afectan a la Iglesia, por eso se debe establecer castigos en caso de los delitos”, puntualizó el obispo.

Finalmente, alabó el número de sacramentos que se reciben en las Iglesias a su cargo y la cantidad de personas que decide dedicar su vida a la religión.

El sacerdote Ferreira fue apartado de su cargo durante la Semana Santa, tras un falsa denuncia de supuesto estupro, que luego fue desmentida por los familiares de la menor afectada. Los feligreses habían acusado a Livieres de acusar falsamente al padre Fulgencio, por no estar este de acuerdo con el manejo que tiene en la Diócesis.

Una gran cantidad de pobladores de la parroquia Sagrado Coarazón de Jesús del Km 7 Ciudad Nueva se manifestaron el lunes santo pasado a favor de Ferreira. Entregaron una nota al obispado pidiendo que se esclarezca la denuncia anónima en contra del cura.

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