El silo era “clandestino”

El intendente de Minga Guazú confirmó que el silo donde el sábado murieron tres bomberos funcionaba sin permiso ni documento alguno. Aseguró que las operaciones eran “clandestinas”, aunque reconoció que estaba al tanto de la irregularidad.

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Digno Caballero Ruiz, intendente de Minga Guazú, se refirió a las condiciones en que operaba el silo que el viernes ardió en llamas y el sábado fue escenario de una tragedia, cuando tres bomberos fallecieron durante tareas de enfriamiento.

El jefe comunal confirmó que el sitio funcionaba sin habilitación municipal ni permiso ambiental. “No tenían papeles en regla”, manifestó para luego mencionar que por este motivo el año pasado ya hubo conflictos con los responsables.

Respecto al motivo por el cual no tomaron medidas y se aguardó esta tragedia, el intendente señaló que los propietarios se escudaban en una ley cuya naturaleza tampoco pudo precisar. Comentó que en una ocasión se intentó cerrar el sitio, pero “ellos trajeron algunos documentos que le permitían funcionar amparándose en una ley”.

Al ser abordado sobre el o los dueños, Caballero indicó que prevé elaborar un informe sobre eso para luego darlo a conocer a la ciudadanía. Señaló preliminarmente que “son propietarios a lo mejor conocidos, que siempre se escudan detrás de algún cargo”. De todas maneras vamos a brindar la información respectiva”, aseveró.

Sobre su aparente negligencia como administrador de la comuna, el intendente garantizó que “tenemos todos los documentos que emitimos y que no acataron, basándose en otro documento”. Posteriormente, aseguró que “estaban operando clandestinamente”, aunque en otro momento reiteró que estaba al tanto de las irregularidades.

Al ser insistido sobre el motivo por el cual no actuó para frenar las actividades del silo, insistió en que “vamos a brindar esa información en el transcurso del día”. Intentó justificar la situación señalando que hay casos similares en otros puntos del país. “Varias empresas en nuestro país funcionan de manera clandestina”, refirió.

Comentó que el silo funcionaba desde hace muchos años, pero tampoco pudo precisar el tiempo. “Exactamente no sé, pero hace cuatro años estoy acá y eso ya operaba antes”, manifestó a la 780 AM.

El intendente aclaró que recién este año se iniciaron los trámites para “regularizar” el establecimiento, pero aún no se dio curso por falta de otros documentos. “Ellos presentaron su plano para que se les apruebe, eso está en trámite y debían abonar una suma pero no aún no abonaron”, señaló.

Al ser abordado respecto a las exigencias de la municipalidad, comentó que “nosotros exigimos planos del edificio, medidas ambientales”, pero “ellos no presentaron y por eso no les pudimos aprobar”.

Al señalársele que el silo que operaba “clandestinamente” a la vista de él y otras autoridades ahora fue escenario de una tragedia, el intendente se limitó a señalar: “Institucionalmente todos estamos involucrados; la Seam también debía controlar... Vamos a recurrir a las informaciones”.

Al ser insistido sobre los dueños del silo, insistió en que no tiene las identidades de quienes operaban en la localidad bajo su jurisdicción. “Según las informaciones, los dueños son de Villarrrica, pero no le conocemos; es una sociedad anómina”, detalló.

Para intentar justificar la situación, afirmó que “no podía entrar a una propiedad privada”. Aseguró que incluso debido a ello no se podía indagar sobre los productos químicos que utilizaban. “Se debe aclarar eso, qué tipo de productos usaban por los granos”, se limitó a señalar.

El silo en cuestión lleva la denominación “EIMD-Tres Arroyos Paraguay” y está ubicado a la altura del kilómetro 30 de la Ruta VI “Juan León Mallorquín”, en el distrito de Minga Guazú. Según fuentes policiales, el establecimiento granelero es propiedad de José María Chalioll.

El sitio ardió en llamas en la tarde del viernes. El fuego fue controlado ese mismo día, pero al día siguiente, cuatro bomberos retornaron al lugar para tareas de enfriamiento. Uno de los socorristas, Ronald Ariel Aguilera Cristaldo, se desvaneció y cayó al secadero, aparentemente por acción de los químicos usados en los granos almacenados. Sus compañeros intentaron socorrerlo pero igualmente quedaron atrapados dentro.

Los otros fallecidos fueron Saturnino González Ortega (48) y Arnaldo Gabriel Riveros Valiente (18). El único sobreviviente fue Ciriaco Riveros León, padre de Arnaldo Riveros, quien pudo ser rescatado a tiempo.

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