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En numerosas comunidades indígenas del Chaco Central pululan los afiches y pasacalles electorales. Desde hace un buen tiempo, la cacería de votos está en marcha, con miras a las próximas internas del 17 de diciembre.
Es la época de repartir promesas e “incentivos” electorales. Una vez terminadas las internas, comienza la cacería de votos para las elecciones generales del próximo año en las comunidades indígenas, es decir, la polución electoral se intensificará aún más.
Esta temporada electoral, de varios meses, trae a las comunidades indígenas “incentivos” para votar "correctamente" con promesas, víveres, dinero, acompañado también del secuestro de cédulas y mucha tensión interna comunitaria.
Ningún partido político se salva de la inducción al voto indígena en el Chaco, parece que todo es válido. En las últimas semanas, inclusive, actos de clausuras escolares en las comunidades no se salvaron del ambiente electoral: están las camionetas con afiches de los partidos y en el patio de las escuelas indígenas.
Por ejemplo, en el reciente acto de clausura de la escuela agrícola indígena La Huerta, cerca del palco oficial se encontraron dos camionetas con afiches electorales de la Lista 2, algo impensable años atrás.
Las campañas electorales para muchas comunidades son un recurso adicional para conseguir promesas, proyectos y víveres. Los víveres sirven para mejorar momentáneamente la situación económica y comer un poco mejor durante algunos días.
Al mismo tiempo, generan tensión dentro de la comunidad, entre los adherentes de los diferentes movimientos y partidos políticos. Esto, años atrás, llegó hasta tal punto de paralizar trabajos que organizaciones llevaban adelante en los asentamientos aborígenes. La pobreza indígena propicia la politización de las comunidades en tiempos electorales.