El pobrismo y su teoría de la culpabilidad

Esta teoría de la culpabilidad a la que me refiero consiste en presentar a toda sociedad humana como dividida entre culpables y no culpables. Su noción de culpabilidad no surge del campo de la ética social sino del de la ideología.

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Por tanto, no se refiere a lo subjetivo sino a lo colectivo. Toda una clase social es culpable. Pero, ¿de qué? Pues, de los males humanos más conocidos, como la pobreza y la marginalidad, la ineducación, la violencia y la criminalidad, la drogadicción, los desórdenes sexuales, la irresponsabilidad paternal, la corrupción y un largo etcétera.

La culpabilidad es atribuida o es exonerada; esta decisión está en manos de quienes se arrogan dicha atribución, que, en el campo intelectual, a menudo son los exponentes de esta ideología, incluyendo a sociólogos, politólogos, psicólogos, antropólogos, periodistas, dirigentes de movimientos sociales religiosos, organizaciones no gubernamentales. Y habría que agregar un breve etcétera.

La ideología pobrista -un neologismo que hace muchos años me permití proponer- parte de un supuesto histórico, expresa un principio general y concluye con una receta práctica. El supuesto sostiene que los males sociales no son intrínsecos a la naturaleza de la sociedad humana sino deliberadamente producidos por un sector de esa sociedad, sector que creó y opera para su provecho exclusivo un sistema capaz de proveerle cada vez mayores privilegios; y de protegerlos y perpetuarlos.

La idea fundamental consiste en suponer que, en casi la totalidad de los casos, las personas pobres están exculpadas de los males sociales, porque los responsables de ellos son los ricos. Esta dicotomía ética proviene directamente de la contradicción convencional que establece que, en la sociedad misma, ambas categorías de personas o “clases” están enfrentadas.

La receta de conducta se sigue lógicamente de lo anterior; consiste en exigir que la ley, la justicia y las autoridades que las aplican sean indulgentes con los pobres cuando estos aparecen como autores directos de hechos ilícitos, teniendo en cuenta que, indirectamente, no lo son. Sostienen que los actos feroces, destructivos o desconsiderados de toda regla, si son cometidos por personas calificadas pobres, constituyen meras reacciones de estas contra la violencia que el perverso sistema creado por los ricos ejerce sobre ellos.

De modo que, en este orden de ideas, así como culpable, el concepto víctima sufre una transformación radical. Si tradicionalmente se considera víctima a la persona que padece algo por causa de otra u otras, o por factores fortuitos, en la ideología de la culpabilidad el padecimiento de alguien concreto no sirve para indicar la culpabilidad de su causante concreto. En cuanto al padecimiento por causa fortuita, en el ámbito social no existe; o es provocado deliberadamente o es resultado del sistema. La idea subyacente es que los ricos son directa o indirectamente culpables de todo lo malo que suceda en la sociedad.

¿Cómo se determina quiénes pertenecen a las categorías pobres y ricos? Los teóricos del pobrismo no usan medidas científicas. Para ellos, estas categorías son abstractas, funcionan como etiquetas de cajas dentro de las cuales se puede poner o sacar a personas, grupos, clases o sectores sociales, de acuerdo a criterios que siempre son subjetivos. Del mismo modo se encasillan las diferentes maneras de concebir la política, la economía, la legalidad, la seguridad, etc. Se concluye, apodícticamente, que cada quien piensa como rico o piensa como pobre, y así hay que juzgarle.

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