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Mientras el Poder Legislativo goza de un jugoso sueldo aproximadamente 20 veces más elevado que el de la mayoría de las personas y de un seguro privado de salud VIP, que le cuesta al Estado y a los contribuyentes unos US$ 4 millones por año, los 'comunes' perciben un salario que apenas les alcanza para sobrevivir y se deben contentar con el Instituto de Previsión Social, el "mejor seguro del mundo", según dijo el presidente Horacio Cartes.
Para fortuna de muchos, tres diputados del Partido Colorado -Arnaldo Samaniego, Jazmín Narváez y Miguel Cuevas- presentaron hace una semana un proyecto de ley que busca incorporar a las Cámaras Alta y Baja, así como también a los miembros del Parlasur, al seguro médico del IPS.
El diputado Samaniego aseguró que el objetivo de dicho proyecto es que los parlamentarios tengan un seguro acorde a la realidad del país. Si bien es importante reconocer el “gran esfuerzo” que están haciendo para igualar las condiciones entre “trabajadores normales” y los senadores, diputados y parlasurianos, no debemos pecar de ilusos.
Si el proyecto de ley se llega a sancionar y el seguro médico VIP se logra eliminar, no tenemos que esperar encontrarnos con Óscar González Daher o con Mirtha Gusinky en las largas filas para conseguir un turno con los especialistas desde las 4:00 h o cruzarnos con Zulma Gómez y Blas Llano en la colapsada sala de Urgencias del nosocomio pero, seguramente, al menos, el hospital de Luque del IPS contará con los insumos necesarios para que las personas se practiquen un análisis simple de orina o haya placas para que se realicen una radiografía.
Del modo cómo las cosas funcionan en nuestro país, lo más probable es que los legisladores reciban ciertas facilidades al momento de pedir turnos, si es que tienen la necesidad de hacerlo, o al retirar los medicamentos que provee el sistema de salud.
Quizás nunca lleguemos a ver a ninguno de los 125 congresistas y 18 parlasurianos pisar siquiera las clínicas del Instituto de Previsión Social para recibir tratamientos o hacerse simples chequeos, ya que, de alguna manera, terminarán accediendo a un seguro médico VIP pero, al menos, lo harán con el dinero de sus bolsillos y no directamente con la plata de los contribuyentes como un beneficio más que merecen por su “ardua” labor.
Por Fiona Aquino (18 años)