Conseguir trabajo sin la ayuda de un padrino, ¿realidad o tonta ilusión?

"Kavaju" y "padrino" son los nombres que reciben las personas que consiguen puestos públicos a sus amigos sin importar que sean o no aptos para los cargos. Muchos jóvenes desanimados piensan que solo se puede lograr el éxito mediante el nepotismo.

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Terminar la carrera universitaria, ir con el currículum hasta un ente público y acceder a una entrevista son los pasos básicos para obtener un puesto de trabajo. Sin embargo, existen varias personas que logran acceder a un lugar por "obra de magia".

Es bastante común oír la frase "Paraguay es el país de los amigos", un enunciado que expresa la simplicidad de llegar al éxito mediante conocidos nada más. Esta facilidad con que cuentan ciertas personas apadrinadas indigna mucho. A quién no le enfadaría ver que otros jóvenes sin siquiera estar calificados logran bien remunerados puestos de trabajo en entidades públicas.

Por esta razón, muchos jóvenes se sienten desanimados y cabizbajos a pesar de saber que tienen las cualidades necesarias para acceder a un trabajo. Sí, el amiguismo existe y en abundancia; no obstante, eso no significa que, por no tener contactos o un buen "padrino", un joven no pueda llegar a hacer realidad sus sueños.

La transparencia al elegir nuevos funcionarios muchas veces es una utopía. Lamentablemente, no es inusual escuchar que Fulanito accedió a un cargo público mediante un amigo o que Menganita se hizo secretaria en tal ministerio debido a que tiene un kavaju que pisa fuerte.

Sin embargo, la capacidad, las ganas de aprender y la dedicación de una persona también juegan un papel muy importante en el momento de alcanzar un objetivo. Los méritos propios son significativos, por lo que no deberíamos flaquear en la lucha y mucho menos dudar en demostrar el talento que poseemos para así lograr el tan anhelado objetivo.

El desafío no es pequeño ni fácil de conseguir; seguramente tropezaremos y muchos intentos concluirán en el fracaso, pero debemos persistir en el esfuerzo, seguir procurando hasta acceder a un buen empleo y demostrar así que también se puede llegar a la meta sin la ayuda del folclórico kavaju.

Por Rocío Ríos (18 años)

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