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Algunos jóvenes dedican su tiempo libre a la realización de actos solidarios; dejan de lado la vanidad a fin de hacer donaciones de cabello a fundaciones que crean peluquitas para los pequeños con cáncer. El pelo siempre vuelve a crecer en las personas; además, la alegría queda siempre tanto en los niños como en los que dan algo de sí a los demás.
Edson Quintana, un joven de 22 años, cuenta que hace un año decidió donar su cabello a una peluquería de Asunción llamada “Raio Bemba”. Los encargados de este local realizaban pelucas para luego donarlas a una fundación. “Me sentí bien; de repente, todas las preocupaciones desaparecieron. Estas acciones te hacen un mejor ser humano”, expresa.
El joven comenta que planea volver a donar su cabello, porque le pareció una linda experiencia que tuvo un impacto positivo en su entorno. Cuando una persona decide donar algo, no solo se necesita la mentalidad de regalar una cosa, sino también las ganas de ayudar y poner felices a otras personas.
Edson cuenta que existen personas que realizan donaciones y a voces relatan su experiencia; dicen que para donar no se debe pensar dos veces, pues es una acto que nace del corazón. La moda de publicar en las redes sociales todas las acciones que hacemos, se volvió muy común; sin embargo, la solidaridad que uno realiza debe mantenerse guardada, sin la necesidad de hacer propaganda del gesto que se lleva a cabo.
En este caso, donar es sinónimo de aprecio y alegría; los actos deben ser realizados por decisión propia y no por querer demostrar que uno es “caritativo”. Con estas prácticas que los jóvenes realizan, vemos lo bueno de los ciudadanos; dar es más que recibir y la caridad nace de las personas que tienen un buen corazón. Pensalo: el cabello que te sobra puede ser una alegría enorme para un chico que sufre una grave enfermedad.
Por Ezequiel Alegre (16 años)