El verano y los 40 grados demandan traje de baño y una fiesta en la piscina

Los días de verano ya llegan y esto significa que los encuentros en una casa con piscina para broncearse y compartir un tereré con los amigos son cada vez más frecuentes. El calor también implica mosquitos, mucho sudor y repetidos cortes de luz.

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Falta poco para que el verano empiece oficialmente en nuestro país. En realidad, esta estación ya se hace sentir con fuerza desde fines de octubre más o menos, porque a diferencia de otras naciones, las altas temperaturas son algo de lo que no podemos escapar por mucho tiempo.

Los alérgicos están de fiesta porque sus estornudos y la picazón en los ojos les darán tregua para ser felices por unos meses. Las chicas que fueron al gimnasio durante los días más crudos del invierno podrán lucir su traje de baño con orgullo y se broncearán para adquirir el tono dorado que tienen algunas modelos de Victoria's Secret. Llegó el momento de sacar a luz los vestidos de colores cálidos y las sandalias, que son mucho más cómodas que las botas que se usan durante las jornadas frías.

No todo es color rosa, pues las altas temperaturas no son para nada agradables cuando debés subir a un bus convencional al mediodía o caminar por las calles del centro mientras el calor del suelo traspasa tus zapatos quemándote los pies y el sudor hace más pegajosa tu piel.

Una posible solución es quedarse en la pieza con el aire acondicionado a full, pero con la ANDE nunca se sabe y lo más probable es que, cuando más relajado te encuentres, se corte la energía eléctrica. Si esto ocurre durante la madrugada, adiós al buen descanso, al humor y “bienvenidos” sean los mosquitos y la desesperación.

Durante los días de verano, quienes cuentan con piscina en sus casas se vuelven sospechosamente más queridos por sus amigos y conocidos. Una vez que se organiza el encuentro, las personas se reúnen para disfrutar del agua de la alberca, mientras los expertos asaderos preparan los choricitos y la costilla en el quincho; algunos se sientan a tomar tereré o unos tragos y seleccionan las canciones más movidas para animar la velada.

También están los que visitan los lugares veraniegos de nuestro país, como San Bernardino o Encarnación, a fin de disfrutar de sol, playa y arena. El inconveniente es que estos sitios se llenan de turistas durante los meses de diciembre, enero y febrero, por lo que encontrar un local de comida y un hotel que no estén abarrotados de gente se convierte en una misión casi imposible.

Como todo en la vida, el verano tiene sus beneficios y desventajas; pero, mientras nos encontremos en esta temporada, tratá de disfrutar al máximo de los días largos, de la libertad de usar ropa floja sin llenarte de abrigos, de las rondas de tereré y las charlas con los amigos en la piscina o bajo la sombra de un árbol. ¡Ah, y no te preocupes de los 40 grados de calor, son parte de nuestros “atractivos” naturales!

Por Viviana Cáceres (20 años)

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