Falta de cooperación, el molesto drama de un alumno en los trabajos grupales

El famoso lema de los 3 Mosqueteros -“Todos para uno y uno para todos"- queda en el olvido a la hora de realizar un trabajo práctico. En muchas ocasiones, cuando intentás liderar el grupo, te das cuenta de que tus compañeros aplican la ley del ñembotavy.

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Con referencia a un trabajo práctico, un meme recopila el diálogo de un maestro con su alumno. El docente ordena: “Conformen equipos de cuatro integrantes”, a lo que, con cara de pocos amigos, el estudiante responde: “Profe, ¿se puede de a uno? Es que odio a todos”.

Esta anécdota ayuda bastante a graficar la situación que atraviesa alguien que detesta los trabajos grupales. Muchos se preguntan: “¿Qué tienen de malo las tareas en equipo?”, “¿acaso no es más fácil contar con muchos integrantes, así se distribuyen las responsabilidades?” Si bien estos planteamientos son lógicos y bien formulados, las respuestas no son del todo positivas, sobre todo si tus compañeros no captan el significado de la palabra “empatía".

Nada más tedioso que ser perfeccionista y formar parte de un equipo cuyos miembros promueven la filosofía del “péicha péichante”. “Una golondrina no hace primavera", claro está, pero, a veces, una sola persona lee, investiga, prepara la carpeta y organiza la exposición, mientras los demás cantan “que viva la pepa".

Algunos docentes, en el afán de que sus alumnos aprendan a trabajar con todos, someten la conformación de los grupos a la diosa fortuna, por lo que, con resignación, uno debe acoplarse a personas con quienes nunca se relacionó en el aula.

Frases como “tranquilo nomás, dejá todo a mi cargo” y “sí o sí todos te vamos a ayudar” son similares a las típicas promesas de un político en campaña y, a la hora de la verdad, te sentís más solo que nunca. Por eso, cuando se fija la fecha de trabajo, no faltan excusas como “Nderana, justo ese día tengo un compromiso”, “mi impresora no funciona” o “estoy re sogue”.

¿De qué forma podemos buscar la cooperación en un grupo? Si estás angustiado por la inminente fecha de entrega, no te quedes callado; exigí ayuda y distribuí adecuadamente a tus compañeros las responsabilidades. La falta de diálogo es uno de los factores por los cuales un equipo puede encaminarse al fracaso.

La injusticia no solo se manifiesta en la política y el fútbol, sino también en tu propio grupo de trabajo. Por ejemplo, que solo un solo alumno realice los procedimientos y los demás ganen todos los puntos, cuando lo único que hicieron fue poner sus nombres en la carpeta, rutina favorita de los funcionarios planilleros.

A la hora de cumplir con nuestro rol de estudiantes, ayudemos al líder del grupo para que no se maree con tanto ajetreo. Digamos chau al kaiguetismo por un rato con el fin de dejar boquiabierto al profe con un espléndido trabajo en conjunto.

Por Víctor Martínez (19 años)

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