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Independencia del Paraguay, próceres de mayo y fundación de Asunción son los temas constantes en las clases de Historia. Cada año, oímos la misma cantaleta con Juana María de Lara, Fulgencio Yegros y el Dr. Francia como protagonistas. ¿Acaso no hay algo más que esos acontecimientos en la cronología de nuestro pasado?
Las clases de Historia y Geografía son algunas de las menos estimadas en la malla académica de la educación media; según los mismos alumnos; esto se debe a la monotonía de sus contenidos y la falta de nuevos temas.
Es sabido que la historia no cambia y que en un año es imposible aprenderse todos los acontecimientos importantes de un país. El problema principal radica en la repetición constante de contenidos cada año. Esto resulta tedioso y aburrido para los estudiantes al asistir a las clases y quita el interés inicial por el aprendizaje.
Paradójicamente, se sabe que los alumnos conocen poco la historia y menos aún la geografía del país; una de las mayores razones se debe a la falta de interés, por lo cual sería importante buscar otras formas de transmitir el conocimiento para generar la atracción y la participación de los estudiantes.
La historia es un factor importante a tener en cuenta a la hora de debatir, tomar decisiones y elegir el destino del país. Pero no se puede formar una opinión si solo se sabe una parte repetida de los hechos trascendentales que ocurrieron en la nación. Las clases deberían tener una base íntegra y completa para la correcta formación de los jóvenes.
En cambio, la rama específica de geografía está completamente olvidada, casi no se desarrollan clases del área, más que conocer los departamentos del país y los nombres de las principales rutas que solo se mantienen en la memoria para el día del examen oral.
¿Cuál es la finalidad de desgastar un tema específico? Sería mejor si, al menos, se realizaran análisis profundos y se crearan grupos de debate, haciendo que de esa manera los estudiantes tengan una mayor participación y así generen sus propias ideas. En cambio, se enseña a memorizar y un dictado monótono.
Los jóvenes deberían sentir curiosidad por los inicios del Paraguay para tener una visión crítica y así valorar más sus raíces. Los estudiantes tendrían que aprender para la vida, no solo para completar espacios en blanco del examen.
Por Divina Alarcón (18 años)