Cargando...
A pocas horas del partido versus Chile, en las calles no se siente el ambiente festivo que, años atrás, avisaba a todos que Paraguay iba a jugar. No se ve en las avenidas a vendedores de camisetas de la Albirró, ni casas adornadas con nuestro pabellón nacional. Nuestra querida Albirroja se juega sus últimas cartas buscando un boleto a Rusia 2018 y, aunque siguen existiendo posibilidades, la gente hace rato dejó de creer.
Actualmente, octava en la clasificación, solo por encima de Bolivia y Venezuela, con un técnico que nunca convenció del todo y con el fallo ilógico del TAS a favor del rival de turno, Chile, en el caso de la quita de puntos a Bolivia, la Albirroja afronta este nuevo compromiso. Siete años atrás, en este mismo combo, pero ante Argentina, nuestra Selección sellaba su clasificación a Sudáfrica 2010, el último mundial en el que vibramos con la Albirró.
Paraguay necesita ganar, al menos, tres de los cuatro partidos que le sobran y esperar otros resultados favorables, según palabras de algunos dirigentes. Una misión complicada, pues en el camino aparece un trío de rivales directos y peligrosos: Chile, Uruguay y Colombia. La Albirroja se enfrenta a otra, aparente, misión imposible, ya que la pérdida de un solo duelo significaría el fin del sueño mundialista.
El tan anhelado proceso y el recambio nunca se terminaron de consolidar en nuestra selección nacional; aunque es cierto que, en los últimos años, surgieron nuevos grandes jugadores de las inferiores en varios equipos, pero a quienes aún les falta mucho recorrido para poder defender acordemente a la Albirroja. Mientras Argentina, Brasil, Chile, Colombia, etc., van abriendo camino a una nueva generación de jugadores, nosotros nos quedamos en Sudáfrica 2010 y de ahí ya no volvimos.
Vencer o morir es la frase que tendrán que conservar en la mente los jugadores cuando, en unas horas más, salten al Monumental de Santiago y se jueguen las últimas chances de ir al Mundial. No clasificar a Rusia sería otra gran decepción para un país en donde la mayoría de los habitantes basan su felicidad y tristeza en el fútbol. ¡Vamos, Albirroja! Hoy hay que hacer relucir nuevamente la olvidada garra guaraní.
Por Brian Cáceres Verón (18 años)