La educación busca liberar de la pobreza y ver sonrientes a los niños de Cateura

“Queremos que en el futuro salga un economista o un ingeniero de Cateura”, es el anhelo de unos jóvenes solidarios. Sebastián Da Ponte (28) y Alejandra Kallsen (23) están convencidos de que la mejor arma para luchar contra la pobreza es la educación.

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Replantear el sistema educativo en nuestro país fue el ideal que motivó a Sebastián para llevar a cabo el proyecto de una “escuela abierta” con los chicos de Cateura. La iniciativa se denomina Club Escuela Solidaria Paraguay; hasta la fecha, se han organizado dos jornadas en las cuales los niños tuvieron la posibilidad de aprender de manera didáctica de la mano de los 500 voluntarios que forman parte del equipo.

El joven comenta que el proyecto nació hace 40 días aproximadamente al momento de hablar con amigos, profesionales, universitarios y personas pertenecientes a diversas fundaciones. Ellos se preguntaron qué podían hacer para luchar contra la pobreza y ahí nació la idea de ayudar a los niños en el aspecto educativo.

Sebastián y Alejandra explican que el método que utilizan para enseñar a los niños es el de la fusión de disciplinas, de tal manera que el sistema neuronal del niño sea estimulado a través de la combinación de actividades. “Por ejemplo, mientras ellos se lavan los dientes, también aprenden a contar, pues enumeran las pasadas del cepillo: diez a la izquierda, diez a la derecha, etc. En este caso, asocian ejercicios motrices con matemáticas”, manifiesta el voluntario.

El Club Escuela Solidaria llega hasta los chicos de Cateura un domingo de cada mes, mediante una jornada que dura cinco horas aproximadamente. En ese lapso, funcionan de manera simultánea diversas áreas que se encargan de instruir a los niños en ciencias, deportes, artes, idiomas y otras disciplinas.

Quienes forman parte de esta organización se enfocan hacia una formación integral del niño, pues procuran que los chicos coman nutritivamente, se laven las manos, se corten el cabello y se peinen para que estén motivados al realizar las actividades. “Buscamos que se sientan bien consigo mismos para que piensen mejor”, destaca Sebastián.

Esta escuela abierta fomenta valores como la libertad, pues los niños pueden elegir las disciplinas en las que quieren ejercitarse; por otra parte, intenta cultivar la innovación a través de los talleres que estimulan la creatividad de los chicos al momento de realizar objetos con plastilina, aserrín, cartulinas, madera y otros materiales de uso pedagógico.

Las donaciones y el trabajo de los voluntarios son el motor que pone en marcha el proyecto para educar a los niños de Cateura. Alejandra invita a todas las personas que quieran unirse a esta iniciativa a no dudar al momento de ayudar a los demás.

Por el momento, los jóvenes continuarán con las jornadas solidarias y el siguiente paso será contar con un establecimiento propio para que las personas del lugar empiecen a acceder a baños y comedores que se transformen en albergues cuando haya inundaciones.

“Deseamos construir algo diferente. El 14 y 15 de mayo nos independizamos de la colonización y ahora queremos liberarnos de la pobreza por medio de la educación; no buscamos ser solo voluntarios, sino también próceres”, finaliza sonriente Sebastián.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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