/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/FUF5JMHNKNDVVEIPOTMML67TEU.jpg)
Cargando...
¿Comprar guirnaldas en pleno octubre? Suena loco, pero muchos comercios ya están ofreciendo adornos navideños en sus góndolas "hasta agostar stock". Esperen un ratito; muchas personas todavía están pensando en cómo hacer que el salario alcance hasta el fin de mes, después aguantar todo noviembre hasta llegar a diciembre y, luego de cobrar el aguinaldo, comprar los arbolitos y lucecitas.
¡Qué estresante es pensar en Navidad en esta época! Sabemos que la rutina de un estudiante o un trabajador obliga a vivir más aceleradamente, pero eso no es señal para que las tiendas se apuren a exhibir arbolitos de plástico o peluches de Papá Noel y así recordarnos que faltan meses para el festejo del nacimiento del niño Jesús. Todo tiene su tiempo adecuado; ahora es mejor pensar en cómo pasar el año académico y luego se puede revisar qué pieza falta en el pesebre hogareño.
Generalmente, los paraguayos solemos decorar las casas después de la festividad de Caacupé, pero que ahora no te sorprenda encontrar un paquete de lucecitas en la sala de la casa. Dentro de algunos días, la exposición del arte belenista en Areguá ya volverá a ser popular y cientos de personas se acercarán para elegir el pesebre de su preferencia.
Si a principios de año te pusiste alguna meta y todavía no lográs realizarla, ponete nomás las pilas, que el tiempo pasa volando. Queremos sentir de a poco la llegada de la Navidad y también el fin del 2017; sin embargo, todavía no queremos escuchar “Navidad sin ti", "Dos trocitos de madera" y otras músicas clásicas de la época de diciembre.
Faltan aproximadamente dos meses para que la flor de coco florezca y la pongamos en medio del pesebre. Que la espera del festejo de Navidad no sea una competencia de cuál casa tiene más adornos en el barrio, sino que implique preparar el corazón. Ojalá los supermercados no nos desesperen al ofrecernos chiches de diciembre; da gusto pasar las fiestas en familia, pero falta mucho todavía para distraernos con eso.
Por José Peralta (19 años)