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Es popular aquella frase de que los jóvenes son el futuro y la esperanza de la patria, pero muchos de ellos han demostrado que son el presente y, con sus acciones, están luchando por cambiar los aspectos más negativos de nuestra realidad nacional.
En setiembre de 2015, los jóvenes del movimiento #UnaNoTeCalles lanzaron un grito de protesta contra las acciones corruptas de las autoridades de la Universidad Nacional de Asunción. Después de varios días de paro durante los cuales los estudiantes permanecieron en vigilia, protestando de manera pacífica y valiente al mismo tiempo, lograron la renuncia de altos funcionarios, entre ellos del entonces rector de la casa de estudios Froilán Peralta, quien fue enjuiciado y enviado a prisión.
Al año siguiente, en mayo, el turno fue de los estudiantes secundarios quienes, mediante la toma de colegios, pidieron una enseñanza de calidad y lograron la renuncia de la entonces ministra de Educación Marta Lafuente. Lastimosamente, no se han visto muchas mejoras en el sistema educativo hasta ahora, por lo que alumnos de varias instituciones han retomado las medidas de protesta en estos días.
Así también, existen jóvenes que dejan alma y corazón para ayudar a aquellos que más lo necesitan. Muchos chicos forman organizaciones que ofrecen talleres didácticos a los más pequeños; otros realizan colectas en beneficio de las personas que padecen algún tipo de enfermedad; también están los que integran grupos juveniles católicos y visitan hogares de ancianos y orfanatos o se disfrazan de payasitos para brindar una tarde divertida a los niños de los barrios carenciados.
Tampoco podemos olvidar a quienes dejan en alto el nombre de nuestro país al destacarse en competencias internacionales relacionadas con el arte y el deporte. Salud también por aquellos jóvenes que estudian para convertirse en profesionales; pasan largas horas sobre un libro y, en muchas ocasiones, se sienten rebasados a causa de proyectos y exámenes, pero continúan porque su mayor motivación es llegar a ser ciudadanos capaces y útiles para la patria.
Muchos jóvenes no están esperando convertirse en adultos para asumir la responsabilidad de hacer un bien por la sociedad, sino que desde el lugar que les toca, aportan su granito de arena a fin de construir ese anhelado país de equidad y justicia social con el que todos soñamos.
Por Viviana Cáceres (20 años)