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En efecto, en estos diez meses de gobierno se produjo la guerra comercial EE.UU.-China con efecto negativo en el mercado mundial, aumentaron las tasas de interés, subió el dólar, el petróleo es más caro, disminuyó la cotización de la soja, hay menos exportación de carne e, internamente, tuvimos la más grande inundación por la creciente de ríos y arroyos en 40 años. Como resultado global, entramos en una recesión económica, con poco dinero circulante en las calles.
Agreguemos a lo anterior que Marito no está a la altura de las circunstancias que el alto cargo exige. Ejerce un estilo de liderazgo muy compartido, poco claro y un parámetro equivocado a la hora de elegir a sus colaboradores más cercanos. En los hechos, da la impresión de que, a veces, se produce un vacío de poder y cada ministro o titular de ente público hace lo que le parece, sin seguir una estrategia planificada desde un gobierno central.
En lo personal, hasta ahora no ha surgido ninguna acusación directa contra el Presidente por presunta corrupción o abuso de poder; ojalá continúe así, pero eso no es suficiente. Tiene la obligación de sancionar a los corruptos “caiga quien caiga”, como él mismo lo dijo, pero en la práctica eso no ocurre.
Por ejemplo, un caso bastante difícil para Marito es decidir qué hacer con su hermano Benigno López, sobre quien pesan serias y graves acusaciones de corrupción durante los años en que fue presidente del Instituto de Previsión Social y también ahora como ministro de Hacienda. Si la presión de las denuncias públicas continúa, tendrá que pedir al hermano que dé un paso al costado.
Hace apenas unos días, Marito tuvo que tragarse un sapo al verse obligado a negociar con Cartes. No quería hacerlo, pero necesitaba con urgencia los votos de los legisladores de Honor Colorado; entonces, para empezar, a cambio de que le aprueben la ley del “impuestazo”, cedió la presidencia de ambas Cámaras del Congreso.
Abrimos entonces una nueva etapa en nuestra convivencia política. El zorro Cartes ayudará a Marito en la gobernabilidad del país pero, ojo, nada es gratis cuando de HC se trata. El exmandatario seguirá pidiendo e imponiendo determinadas medidas de su conveniencia y el tiempo mostrará si Marito tiene los pantalones bien puestos para resistir la presión o entraremos en un estilo de conducción política similar al baile del tango: de a dos.
Como estamos a dos meses del primer año de gobierno, tal vez Marito haga una pausa, reflexione un poco y cambie de sastre. Definitivamente, algunos ministros le han fallado y deben irse. Han prometido mucho y hecho muy poco. El teólogo Wiens, el policía caminera Petta, el locuaz Villamayor, el showman Durán y otros deben volver a sus antiguos quehaceres para dar paso a gente nueva que, quizás, tenga un mejor desempeño.
ilde@abc.com.py