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La regla de los cinco segundos es una creencia que muchas personas sostienen y otras no. Se basa simplemente en no ingerir alimentos que hayan estado en contacto con el suelo por más de cinco segundos, pues las bacterias que se encuentran en el piso tardan ese lapso para contaminar lo que se te ha caído. ¿Ya alzaste alguna golosina y la metiste a tu boca sin que nadie se diera cuenta? Seguramente, sí.
En la universidad de Aston, Inglaterra, ya se investigó si esta creencia es real o falsa. Los científicos experimentaron con galletas, pastas y golosinas; las dejaban en distintos tipos de suelos por un intervalo de tres a 30 segundos. Según los resultados, al pasar los cinco segundos, en las comidas que estuvieron en la superficie se encontraron bacterias como Escherichia coli y Estafilococo áureo. También concluyeron que lo dulce atrae más a estos seres vivientes microscópicos.
Todo depende de dónde vaya a caer tu alimento. A veces, el piso brilla de tan aseado que está, pero puede tener la misma cantidad de bacterias que el suelo de un pasillo que no se limpió en el día. Sabemos que nadie quiere perder el último pedazo de un alfajor o plato favorito por unas bacterias que, en poca proporción, no te harán daño.
Tampoco te conviertas en un bacilofóbico, o sea, un miedoso a las bacterias y a lo que ellas pueden ocasionar. Es inevitable estar cerca de los seres microscópicos, ya que son parte del ambiente y no los podemos detectar a simple vista. Sí, sabemos que muchas enfermedades gastrointestinales se producen por bacterias y virus que viven en nuestro alrededor; nos indisponemos por falta de hábitos higiénicos de cualquier momento y no solamente por agarrar del suelo una galletita pasados los cinco segundos.
La frase “lo que toca el suelo ya no sirve más” a veces no es aplicable si se trata de un pedazo de torta, con relleno de chocolate y cobertura de merengue y cerezas. Cuando tenías cinco, 10 o 18 años, mirabas lo que estaba en el piso, observabas quién te estaba vigilando y, cuando nadie lo hacía, bajabas la mano para tomar lo que se te cayó; luego, lo metías a la boca con las ganas de aprovechar el último bocado. ¿Te enfermaste después? Tal vez sí, tal vez no; en esos momentos, acordate de la regla de los cinco segundos.
Por José Peralta (19 años)