“Sin novios ni bodas, el amor y la felicidad se experimentan de muchas formas”

Esta es una historia de ficción: Mary enseña su teoría sobre el amor y resalta la importancia de la independencia emocional. “No me hace falta un novio ni casarme para ser feliz, pues conozco mi valor y respeto al tiempo que es justo”, expresa la joven.

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“El amor es la belleza que se nutre de tristeza y al final siempre se va...”, canta Mary mientras recorre el centro en compañía de su auricular y la luz característica de su actitud que, por cierto, no es nada peculiar. Ella es una joven que lleva alegría adonde sea y, aunque se destaque por ser fuerte, tiene un punto débil.

La realidad de Mary era muy bonita por fuera, pero en su interior estaba librando una batalla campal, pues la sociedad, su mamá, tía y amigos andaban detrás de ella con cosas sobre su debilidad, el amor. “Cuándo pa te vas a casar vos”, “amiga, buscate un novio lindo para experimentar lo que es ser feliz realmente”, “dejá de ser amargada y salí a conocer chicos porque no quiero una hija solterona”, eran algunos de los comentarios que recibía la joven.

Mary era feliz siendo ella misma, estando sola y “en paz”, como ella decía, pero las constantes críticas de sus parientes y vecinos parecían tener un aprecio especial hacia su persona. La creativa señorita usaba las tradiciones de amor, impuestas por la sociedad, para indagar y crear poesías y teorías sobre el sentimiento de afecto más complicado de entender: el amor.

Para empezar a explayarse sobre una hoja en blanco, Mary se preguntaba: “¿por qué tengo que casarme a tal edad, debo tener hijos en tal momento y estar de novia en la juventud? o ¿cuál es el afán de la gente que me dice que recién con alguien a mi lado voy a ser feliz? El amor y la felicidad no se tratan solamente de noviazgos”.

Noches largas y reflexivas pasaban, pero nadie entendía por qué Mary pensaba tan diferente a las chicas de su edad que mueren por un amor y sueñan con caminar hacia el altar con su vestido blanco. Ella escondía una ilusión frustrada en su interior y, por ende, esa decepción la llevó a escritos deductivos sobre amor, tiempo, sociedad, riesgo y dolor.

Una de sus poesías dice así: Un intento de querer: daños que reponer. El amor propio se ha vuelto la primera ley. Voy buscando felicidad en donde no hay que depender. Encuentro todo y más cuando me abraza la libertad.

¿El novio dónde está y el amor por qué se va? Sociedad, reina en imponer, me rehúso a responder. Sellado corazón, el tiempo es justo para vos, No hay nada que buscar, caigamos juntos en la espontaneidad.

Y es que ser feliz es disfrutar cada segundo sin pensar. Es estar completa por dentro y compartir. Ser feliz es bailar, cantar y jugar con seguridad. No hay reclamos, excusas ni nada que explicar.

Amate a vos mismo y si alguien quiere acompañarte, ¡bienvenido será!

Por Andrea Parra (18 años)

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