Un kuriju fue salvado de quemarse gracias a la conciencia de un hombre

Esta es una historia de ficción: Cuatro amigos intentaron acampar en un bosque. No pudieron pues un kuriju cae en medio de la ronda de amigos; Richard lo tira en la fogata pero, gracias a la conciencia de Iván, la serpiente fue salvada de morir quemada.

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Corrían las cinco de la tarde de un día sábado; los inseparables amigos Richard, Iván, Cristian y Daniel intentaban acampar en uno de los bosques más escondidos de nuestro país. Estos chicos nunca dejaron de lado su espíritu aventurero y su afición por el contacto con la naturaleza. Pero, lo que no sabían, es que esa experiencia sería una de las más incómodas a la hora de recordarla.

Ya eran las siete de la noche, Richard e Iván se encargaron de limpiar un poco el terreno, preparar la fogata, las comidas y afinar la guitarra. Sus otros dos amigos, Cristian y Daniel, antes que caiga totalmente la noche, fueron en busca de más leña y ramas que sirvan para montar los respectivos camping de cada uno y, por supuesto, para mantener prendida la fogata.

Era una noche muy húmeda y bastante calurosa. Cristian y Daniel llegaron con varias leñas y ramas entre las manos. “Chicos, a estar atentos, con Dani nos dimos cuenta que algunos animales silvestres no se encuentran muy a gusto en sus refugios a causa del intenso calor. Un kuriju casi nos atacó en uno de los árboles que estábamos cortando”, exclama con preocupación Cristian.

“Relax, muchachos, solo disfruten de esta gran noche”, dice con confianza Richard, pasándoles dos latitas de cervezas a Cristian y a Dani, para intentar calmar sus angustias. Ya todos los amigos sentados para disfrutar de la peña, pasaría lo peor: un kuriju, de un respetable tamaño, cae en medio de la ronda de amigos y muy cerca de la fogata.

Dani y Cristian dan un salto para atrás y corren a cualquier parte; Iván solo se aleja unos cuantos metros, pero Richard lo chuta a la fogata accidentalmente, de tanto susto y adrenalina a la vez. Inmediatamente, su socio Iván intenta sacar a la serpiente del fuego, pero sus colmillos sin venenos ya atravesaron su mano. El joven Iván logra extraer su mano de tanto dolor, pero luego vuelve a intentarlo, para su mala suerte, el kuriju lo atacó de vuelta.

¡Iván, no seas terco. No te das cuenta que las veces que intentas salvar al kuriju, el animal te va a picar!, Richard le grita con furia a Iván. Muy dolorido, su amigo le responde: ¡La naturaleza de la serpiente es picar, la mía es ayudar!

Finalmente, Iván logra quitar a la serpiente y lo tira lo más lejos posible. “No puedo cambiar la naturaleza de una serpiente, que es picar, y ella tampoco puede suplantar mi esencia, que es ayudar. Prefiero quedar con la conciencia tranquila de que salvé a un animal que solo se sentía amenazado, antes que preocuparme por mi reputación, por el 'que dirán' de mí”, le responde Iván, con orgullo y la mano muy herida, a su socio Richard.

Por Ricardo Núñez (19 años)

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