¿Ya te trataron de aburrido por no tomar cerveza en una farra?

Muchos jóvenes piensan que beber hasta perder el equilibrio y la conciencia es la mejor manera de vibrar de felicidad en una fiesta. No importan las charlas, el asadito o el baile, porque si no consumís alcohol, ya te tratan de aburrido.

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Antes, las fiestas consistían en juntarse entre amigos, hablar de la vida, compartir unas picadas y tomar algún traguito. Actualmente, los encuentros de jóvenes tienen como protagonista principal la cerveza. Es decir, si no bebés por lo menos media docena de latitas, sos un aburrido que no entiende nada de diversión.

Compartir una cervecita con los amigos de vez en cuando no tiene nada de malo. El problema se origina en el momento en que dependés completamente de las bebidas para pasar bien en algún lugar.

Nuestra triste realidad es que muchos de los jóvenes que consumen alcohol no son aquellos que cuentan con veinte años o más, sino que podemos encontrar a chicas y muchachitos que apenas tienen quince y consumen la cerveza como si fuese agua. Si a una edad tan temprana la diversión está garantizada por la cerveza, ¿con qué calmarán el aburrimiento una vez que sean adultos?

Si a la ecuación juventud + alcohol le agregamos el factor irresponsabilidad, obtendremos como resultado un número elevado de accidentes o muertes. Ya hemos conocido muchos casos en los que se han perdido vidas a causa de personas que conducían un vehículo en estado etílico.

Llegar a la farra, pedir una cerveza, luego otra y otra hasta perder la cuenta es lo más común hoy en día. Muchos creen que comportarse de esta manera es la clave para rebosar de felicidad. No obstante, ¿cómo puede considerarse divertido el hecho de despertar con un dolor de cabeza terrible y sin recordar nada de lo que pasó en la fiesta?

Hay varios factores que influyen en la actitud de los jóvenes que se comportan de esta manera; no podemos pretender acabar con la problemática con unas simples palabras, pues la solución depende en gran parte de los padres, la publicidad y las personas que se encargan de proveer las bebidas a los chicos. De estos últimos, solo cabe esperar que entiendan de alguna manera que divertirse en un lugar va más allá de los litros de alcohol que consuman.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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