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La nueva serie de Darío Cardona se estructura a partir de dos conceptos: el glitch, que alude a las pequeñas perturbaciones que se registran en los sistemas digitales; y el funghi, los hongos como el proceso transformador de lo vivo. Ambos elementos generan cambios al azar, formando así imágenes imprevisibles.
Las 20 piezas, distribuidas en todos los espacios del Museo Nacional de Bellas Artes, nacen de la superposición de fotografías tomadas por el artista y su descomposición digital, que luego fueron impresas sobre pana en tamaños que varían entre los 2,40 y 13 metros de altura, e intervenidas manualmente con materiales corrosivos y pintura.