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La falta de rigurosidad en la tarea fiscal allana el camino para que los acusados eviten las condenas recurriendo a simples chicanas. El representante del Ministerio Público argumenta que cumple con su tarea y reclama mayor firmeza a los ministros de la Corte. Dice que le importa un rábano que lo lleven al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.El que mucho abarca poco aprieta. Esta trillada frase es la que hoy viene como anillo al dedo al fiscal anticorrupción Arnaldo Giuzzio, quien se ha ganado el respeto y la admiración de la ciudadanía por sus agallas a la hora de investigar a los pesos pesados de la corrupción en nuestro país (ver cuadro).
En sus manos cayeron los más emblemáticos casos de altos funcionarios públicos acusados de coima, malversaciones y enriquecimiento ilícito. El propio Giuzzio reconoce que su carrera está sustentada sobre dos pilares que lo sostienen: la embajada de los Estados Unidos y la prensa.
Sus procedimientos se caracterizan por ser aparatosos, ya que tiene la capacidad de convocar a los medios de comunicación y va a la caza de evidencias que comprometan a los corruptos.
Sin embargo, el mediático fiscal solo se queda con las cámaras y los flashes, ya que al juzgar por el resultado del avance de sus casos, la mayoría de ellos no llegan a la condena y los acusados logran su sobreseimiento.
Ante esta situación se plantean tres interrogantes: ¿Técnicamente está rebasado de actividades? ¿Los ministros de Corte y magistrados sucumben en la tranza para liberar a los procesados? o sencillamente ¿es Giuzzio un ineficiente?
Rumbo al opareí
Uno de los más sonados casos que llevó adelante Giuzzio fue el del coronel Heriberto Galeano, ex hombre fuerte del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, a quien acusó de enriquecimiento ilícito; sin embargo, el militar logró la semana pasada su sobreseimiento.
Los camaristas que se pronunciaron sobre el caso sostuvieron que el fiscal incurrió en apreciaciones distorsionadas.
El otro sonado caso fue el del buscado narcotraficante Jonathan Soligo, quien logró su libertad a raíz de un error de procedimiento del fiscal, invocado por la defensa.
La versión de Giuzzio
El representante del Ministerio Público afirma que cumple a cabalidad con su trabajo, pero que el problema está cuando la causa va al Poder Judicial. "Es allí donde tienen que condenar y es allí donde no se animan", afirmó el fiscal.
Agrega que faltan voluntad política y mayor firmeza, sobre todo de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, para aplicar medidas ejemplares a los culpables de los hechos de corrupción. "Es cierto que muchos casos no llegan a condena lamentablemente, pero eso no pasa solo conmigo, sino con otros fiscales que investigamos hechos de corrupción, pero no es culpa de la fiscalía, eso te puedo asegurar", manifestó. Finalmente, sobre la denuncia que pesa en su contra ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrado, Giuzzio dijo que el hecho "le importa un rábano".
Otro error de procedimiento
El fiscal Giuzzio fue denunciado ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados en una acción promovida por el doctor Juan Manuel Marcos, rector de la Universidad del Norte. El fiscal allanó la casa de estudios por la causa "Personas innominadas s/ lesión de confianza, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito". Giuzzio fue advertido de la duplicidad de la causa, sin embargo, continuó con la carpeta fiscal, pisoteando normas elementales de rango constitucional como son la presunción de inocencia y la prohibición de doble juzgamiento. "No soy ni he sido funcionario público, no se ha justificado qué crimen se estaría cometiendo y los hechos denunciados están prescriptos", dice la denuncia de Marcos.
En sus manos cayeron los más emblemáticos casos de altos funcionarios públicos acusados de coima, malversaciones y enriquecimiento ilícito. El propio Giuzzio reconoce que su carrera está sustentada sobre dos pilares que lo sostienen: la embajada de los Estados Unidos y la prensa.
Sus procedimientos se caracterizan por ser aparatosos, ya que tiene la capacidad de convocar a los medios de comunicación y va a la caza de evidencias que comprometan a los corruptos.
Sin embargo, el mediático fiscal solo se queda con las cámaras y los flashes, ya que al juzgar por el resultado del avance de sus casos, la mayoría de ellos no llegan a la condena y los acusados logran su sobreseimiento.
Ante esta situación se plantean tres interrogantes: ¿Técnicamente está rebasado de actividades? ¿Los ministros de Corte y magistrados sucumben en la tranza para liberar a los procesados? o sencillamente ¿es Giuzzio un ineficiente?
Rumbo al opareí
Uno de los más sonados casos que llevó adelante Giuzzio fue el del coronel Heriberto Galeano, ex hombre fuerte del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, a quien acusó de enriquecimiento ilícito; sin embargo, el militar logró la semana pasada su sobreseimiento.
Los camaristas que se pronunciaron sobre el caso sostuvieron que el fiscal incurrió en apreciaciones distorsionadas.
El otro sonado caso fue el del buscado narcotraficante Jonathan Soligo, quien logró su libertad a raíz de un error de procedimiento del fiscal, invocado por la defensa.
La versión de Giuzzio
El representante del Ministerio Público afirma que cumple a cabalidad con su trabajo, pero que el problema está cuando la causa va al Poder Judicial. "Es allí donde tienen que condenar y es allí donde no se animan", afirmó el fiscal.
Agrega que faltan voluntad política y mayor firmeza, sobre todo de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, para aplicar medidas ejemplares a los culpables de los hechos de corrupción. "Es cierto que muchos casos no llegan a condena lamentablemente, pero eso no pasa solo conmigo, sino con otros fiscales que investigamos hechos de corrupción, pero no es culpa de la fiscalía, eso te puedo asegurar", manifestó. Finalmente, sobre la denuncia que pesa en su contra ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrado, Giuzzio dijo que el hecho "le importa un rábano".
Otro error de procedimiento
El fiscal Giuzzio fue denunciado ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados en una acción promovida por el doctor Juan Manuel Marcos, rector de la Universidad del Norte. El fiscal allanó la casa de estudios por la causa "Personas innominadas s/ lesión de confianza, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito". Giuzzio fue advertido de la duplicidad de la causa, sin embargo, continuó con la carpeta fiscal, pisoteando normas elementales de rango constitucional como son la presunción de inocencia y la prohibición de doble juzgamiento. "No soy ni he sido funcionario público, no se ha justificado qué crimen se estaría cometiendo y los hechos denunciados están prescriptos", dice la denuncia de Marcos.