“Ahora mismo soy leyenda. Ya soy alguien”, explicó un emocionado Masià a su llegada a Valencia, después de que en la mañana de este lunes no pudiera aterrizar en el aeropuerto de Valencia por la niebla y tuviera que llegar desde Madrid en tren.
Masià, natural de Algemesí (Valencia), señaló que se siente “como en una nube” y que no se lo acaba de creer: “Me está costando de asimilar”, dijo a su llegada, en la que expuso que cuando supo que era campeón del mundo se puso “a llorar como un niño” y que lo disfrutó mucho.
Asimismo, resaltó que quería ser campeón en Catar y que ahora “va a ser un sueño correr en casa como campeón del mundo”, pues el último Gran Premio de la campaña se disputa en el circuito Ricardo Tormo de Cheste (Valencia), adonde llegará como campeón y disfrutará de su última carrera en Moto3, pues el año que viene correrá en Moto2.
“No había otra que intentar cerrarlo en Catar, porque aquí habría sido bonito para la afición, pero quería ser campeón del mundo en Catar y disfrutar en casa como campeón del mundo. Son palabras mayores, no todo el mundo lo puede hacer”, insistió.
Al respecto de la polémica con el japonés Ayumu Sasaki, con quien pugnaba por el título, explicó que tenía “un cúmulo de sensaciones muy fuertes, muchos nervios” y que le costó descansar antes del gran premio.
“Creo que soy justo campeón. He ganado cuatro carreras, he tenido seis poles, diez pódiums… y en carrera pasó lo que pasó”, incidió Masià, después de que el japonés dijera al terminar la carrera que no podía felicitar al valenciano y que era “una vergüenza”.
Por último, preguntado por cómo celebrará el título, apuntó que tenía ganas de hacerlo en familia, pero aseveró que no podrá celebrarlo tras el Gran Premio de la Comunitat Valenciana porque tiene un entrenamiento para probar su nueva moto, de Moto2, aunque, concluyó, tiene “todo el invierno por delante para celebrarlo y revivirlo”.