El conjunto galo dirigido desde julio por el brasileño Tiago Splitter, viejo conocido de la afición española tras pasar por equipos como el Baskonia, el Bilbao Basket o el Valencia Basket antes de desembarcar en la NBA, llegó a la elite tras ganar la Eurocopa el pasado curso de la mano del finlandés Tuomas Lisalo, actualmente entrenador de los Memphis Grizzlies.
Lo hizo con una plantilla que se asemeja mucho a la que actualmente está ofreciendo el que quizás sea el juego más atractivo entre los 18 participantes en el torneo, un baloncesto de posesiones cortas, de ida y vuelta, con jugadores rápidos y valientes en el tiro que exigen a los rivales su mejor versión.
Nombres como el del chileno Sebastián Herrera, el del finlandés Mikael Jantunen, el de los estadounidenses Collin Malcolm y Tyson Ward y sobre todo el del compatriota de estos último T.J. Shorts y el del franco-argelino Nadir Hifi; jugadores estos dos últimos desequilibrantes y diferenciales.
De hecho resulta difícil entender al equipo sin la figura de Shorts, uno de los hombres con menor estatura del torneo al medir apenas 1.75 metros. De origen californiano pero nacionalizado macedonio, se trata de un base de 27 años que ha ido trepando por el baloncesto europeo con un disimulo no parejo a su extraordinario talento.
Sin éxito en el draft de la NBA en el 2019, cruzó el charco de la mano del Ventspils letón y desde ahí inició una trayectoria por el baloncesto alemán que le llevó al Hamburg Towers, al Crailsheim Merlins y al Telekom Baskets Bonn. No pasó más de un año en ninguno de ellos y con los últimos ya empezó a despuntar a nivel internacional al sumar su MVP en la Liga de Campeones y en la Final a Cuatro de la misma al que también consiguió en la Bundesliga.
Esa capacidad de adaptarse a todos los contextos la ha trasladado a la Euroliga, donde se maneja como pez en el agua. Tanto es así que ha ganado cuatro veces el premio al mejor jugador de la jornada; siendo el cuarto con más anotación media por partido (18.8 puntos), el máximo asistente con gran diferencia (7.5 por duelo) y el segundo con más valoración (23.3 dígitos por noche).
Más allá de sus cifras individuales queda la influencia que ejerce en el equipo como motor y cerebro del mismo. Y sobre todo su regularidad en la excelencia pues ha anotado 10 puntos o más en todos los duelos, menos contra el Baskonia en la séptima jornada donde hizo 9; y lleva 10 o más dígitos de valoración en 27 encuentros seguidos.
El último de ellos fue el jugado en el Movistar Arena, donde abrió el marcador con un triple que sirvió como aperitivo de sus veintitrés puntos, sus tres rebotes, sus nueve asistencias y sus 27 dígitos de valoración para un +10 con él en pista. Una actuación que posteriormente fue ensalzada por su entrenador en rueda de prensa.
Importante como él es también Hifi, elegido con los votos de los entrenadores como la 'Estrella emergente' de esta edición y uno de esos hombres por los que merece la pena pagar una entrada. Decimoquinto con más puntos por choque, es además el tercero que más triples tira y el octavo que más anota. Su figura es el ejemplo claro de lo que es su equipo, asumiendo riesgos constantemente, lo que le lleva a anotar lanzamientos inverosímiles que levantan a la grada y a sus compañeros, rompiendo en ocasiones los enfrentamientos cuando menos se le espera.
Así fue el pasado martes, cuando quebró el choque con dos tiros perimetrales consecutivos en el segundo cuarto y anotó otro más de concurso que a la postre resultó decisivo a falta de 02:41 para la conclusión, cuando el Real Madrid más apretaba. Al final acabó con más de 13 puntos, como ha sucedido en siete de sus últimos ocho encuentros.
Junto a ellos han llegado también en su mejor versión al tramo final del curso Ward y Jantunen. El primero lleva seis citas seguidas con más de 12 dígitos de valoración por partido; promediando más de una decena de puntos y más de cinco rebotes en cuatro de las últimas cinco. El segundo encadena ya siete seguidas con una valoración superior a diez.
No son sino aportaciones individuales que brillan dentro de un colectivo que de media es el que más tiros intenta; el quinto que más rebotes totales y el cuarto que más rebotes ofensivos captura; el tercero que más faltas personales comete; y el que menos balones pierde. Son estadísticas, todas ellas, que hablan de su intensidad y su concentración en la pista.
Tras aterrizar como tapados en el arranque de la campaña y callar bocas llegando incluso a ser líderes de la fase regular y a encadenar diez victorias seguidas; ahora han confirmado su presencia en las eliminatorias por el título. Les sufrirá en los playoffs el Fenerbahce turco, al que han llevado al límite en los dos encuentros entre ambos pese a acabar perdiendo. Dadas las circunstancias no hay que descartar ningún escenario, con el París Basketball cualquier cosa puede pasar.