"Estoy contento con mi segundo puesto, pero también un poco enfadado. Nunca es agradable dejar escapar una oportunidad tan grande de llevar el maillot amarillo. El maillot blanco es un buen premio de consolación, sobre todo porque es mi último año en el que puedo aspirar a él. Pero debo admitir que, para mí, el maillot más bonito del Tour de Francia es el verde", dijo el ciclista del Intermarché.
La jornada fue de nervios, cortes en el pelotón y caídas, pero en el momento de la verdad, el ciclista eritreo estuvo atento a las maniobras claves.
"Muchos ciclistas estaban muy nerviosos por el viento desde el inicio de la etapa. Estaba seguro de que el pelotón se dividiría en algún momento. Intenté encontrar una buena posición por si algo pasaba, y lo conseguí cuando se produjo la verdadera fuga", explicó.
Girmay se mostró enfadado por la falta de ayuda por parte de sus compañeros en la preparación del esprint.
"Desafortunadamente, tuve que hacerlo todo solo y gastar mucha energía porque no tenía compañeros de equipo. En fin, estoy muy contento con mi estado de forma, porque me sentí bien de principio a fin de la etapa. Estoy cansado, pero mañana tengo otra gran oportunidad. Vine aquí para ganar etapas y voy a intentar conseguir una cuanto antes", concluyó.