"Tener el maillot amarillo los dos primeros días del Tour es un sueño para el equipo", aseguró el corredor, que contribuyó al triunfo al 'sprint' de Philipsen en Lille y se impuso en uno más reducido en Boulogne-sur-Mer.
"Hace cuatro años que gané la primera etapa en el tour. Quería ya la segunda", aseguró el corredor, que como en su primer triunfo en el Muro de Bretaña en 2021 la victoria de etapa trajo consigo un maillot amarillo que su abuelo, Raymond Poulidor, nunca llegó a enfundarse pese a haber acabado ocho veces sobre el podio de París entre 1962 y 1973.
El neerlandés, de 30 años, que este año consiguió su tercera París-Roubaix y su segunda Milán-San Remo, en ambos casos, como en Boulogne-sur-Mer, distanciando en el 'sprint' final al esloveno Tadej Pogacar, aseguró que aunque era favorito la victoria no fue nada fácil.
"Todo el mundo decía que yo era el favorito, pero cuando ves la gente a la que tenía que ganar,... Creo que he hecho un buen trabajo", analizó el ciclista.
"Los puertos (tres cotas de cuarta y tercera categoría en los 30 últimos kilómetros) eran más duros de lo que me esperaba, ha sido una jornada verdaderamente difícil", señaló.