Mojados de pasión

Un clásico de corazón a corazón

Los clásicos rivales ofrecieron un partido a corazón abierto. No hubo lugar para especulaciones y, dejando el tecnicismo de lado, ambos dieron todo de sí en busca del triunfo.

Además de ser un duelo aparte, esta vez estaba en juego la punta, la cual siguen compartiendo ambos equipos. Lo resaltante en la primera fracción del encuentro fue la buena lectura que tuvo el cuadro azulgrana del partido y del sistema que acostumbra utilizar el conjunto franjeado.

Jubero ganaba a su colega Garnero en la lucha táctica. Cerro dominaba el partido y Olimpia no podía encontrarse con su juego. En una salida desde el fondo, Arzamendia buscó al juvenil Báez, por la izquierda. Este ganó la posición ante Leguizamón y tocó con Federico Carrizo, quien envió un perfecto centro que Villasanti cabeceó a una esquina.

Pronto Cerro se puso al frente en el marcador, pero el uno a cero era poco para sostenerlo. Se dieron goles en uno y otro arco bien anulados por el equipo arbitral que trató de arropar la floja tarea del juez principal.

En los primeros minutos del segundo tiempo, salió a la cancha Tabaré Viudez, en reemplazo de Silva. El ingresado le dio a la franja el toque distinto que necesitaba.

Haciendo gala de un remate exquisito, Viudez estrelló el balón en el travesaño. Luego, el árbitro sancionó una falta en la cabecera del área cerrista que en realidad fue entre Viudez y Sánchez. Ante las protestas azulgranas, Mendieta ejecutó magistralmente el tiro libre igualando el juego. En otro remate a distancia, Viudez dio vuelta el partido a favor del decano. Cuando se iba el partido, de un tiro libre de Aguilar, vino el cabezazo de Óscar Ruiz, recién ingresado, para el empate final.

LAS CLAVES

1. Los clásicos rivales se dividieron el partido en un tiempo para cada uno. No hubo muchos remates al arco, pero el arquero de Olimpia Alfredo Aguilar realizó la tapada más importante salvando su marco en un remate de Larrivey, dentro del área chica, a los 30’ del segundo tiempo.

2. El ingreso del uruguayo Tabaré Viudez, a los once minutos de la segunda etapa, en sustitución de Alejandro Silva, cambió el panorama que tenía el equipo de Olimpia hasta entonces. Un remate al travesaño fue su saludo y desde la misma posición, unos 40 metros, convirtió el segundo tanto.

3. Cerro Porteño llegó al clásico con un libreto bien estudiado y prácticamente maniató a Olimpia en el primer tiempo. Los azulgranas tuvieron el dominio territorial y del balón, pero eso le alcanzó solo para convertir el tanto de apertura tempranamente. Tras ir en desventaja, apeló al corazón y empató.

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