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El jueves último nuestro diario encontró a varios usuarios que esperaban ser atendidos por el problema.
Uno de ellos había venido de Luque. Se identificó como Gustavo Bogarín y comentó que normalmente abonaba menos de G. 50.000 y la última factura le llegó por G. 350.000. Se quedó alarmado porque en la casa solo viven tres personas, aseguró.
Otro afectado vino de San Antonio. Comentó que su consumo normal era de G. 60.000 y esta vez trepó a 1.000.000. Lo mismo pasó con Raúl Morínigo, del B° Santa Teresa de Asunción. Su consumo alcanzaba G. 40.000, pero la última vez le facturaron G. 300.000. Nilza Giménez, de San Bernardino normalmente venía abonando G. 55.000 y de un día para otro saltó a G. 280.000. El caso de Miguel Acosta es mucho peor porque le vino una cuenta de G. 1.600.000. “No me quiero imaginar la cuenta que le vendrá a los usuarios que deben pagar por el alcantarillado”, refirió otro usuario. Lo peor, según dijeron es que cuando acuden a la empresa se topan con un batallón de funcionarios que ni siquiera le dan solución al problema.
Las cuadrillas van a chequear sus viviendas. Dicen que detectan pérdidas internas, pero los usuarios no encuentran pese a excavar. Sospechan que los medidores tienen fallas porque no es posible que aumenten excesivamente los montos.
Juan Pablo Morínigo, gerente comercial de Essap, aseguró que las pérdidas internas aumentan el consumo y muchos no se dan cuenta que tienen esas pérdidas.
En promedio reciben unas 30 denuncias de sobrefacturación por día. Muchos no pueden pagar, fraccionan y si no lo hacen se les corta.
Essap tiene unos 300.000 clientes; 196.500 tienen medidores; 26.490 no lo tienen (pagan por consumo presunto), 22. 516 cortados y 2.148 desconectados.