Tasa de uso de energía renovable en el país es una de las más bajas del planeta

Paraguay, con Itaipú, Yacyretá y Acaray inscribe su nombre en la lista de países que ostentan los mayores índices per cápita de generación de energía eléctrica (renovable); sin embargo, aunque parezca extraño, figura igualmente entre aquellos cuyas tasas de aprovechamiento de esta apreciada energía son las más bajas del planeta.

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“Somos el país con mayor generación per cápita de energía del planeta”, sostenía el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, la última semana de setiembre en su discurso en la jornada inaugural de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Suponemos que Abdo Benítez se refería a los aproximamente 45 millones de MWh (1 MWh = 1000 KWh) que pertenecen a nuestro país en Itaipú, a los 10 millones de MWh en Yacyretá y al millón de MWh que genera Acaray, o sea 56 millones de MWh.

Si dividimos este ingente caudal de energía hidroeléctrica por la población que tiene el país (6.873.496 habitantes, según la DGEEC) concluiremos que el Jefe de Estado tiene razón.

No obstante, esa conclusión es apenas una de las caras del poliedro.

Si cotejamos la cantidad de electricidad facturada en 2017 por la ANDE, 11.237.933 MWh con el 50% de la generación de las centrales binacionales, más la producción de Acaray, estaremos mucho más cerca de la realidad energética paraguaya: 1,642 MWh por año, por habitante.

También, que en el ejercicio precedente usamos en Paraguay el 20,1% de la energía que le pertenece en Itaipú, Yacyretá, más la de Acaray que es nacional. Claro, si sumamos la energía que no facturó la empresa eléctrica estatal en ese ejercicio, 4.337.063 MWh, nuestra tasa de consumidores de energía renovable experimenta un ligero incremento.

Recurramos a una segunda fuente, con otra perspectiva de observación.

El Balance Energético Nacional que anualmente elabora y publica el Viceministerio de Minas y Energía, confirma que, en lo concerniente a la producción primaria de energía en nuestro país, corresponde a la hidroelectricidad el 60,9% del total; en tanto que a la biomasa (leña, carbón, etc.) el 39,1% restante.

Sin embargo, la realidad cambia bruscamente si nuestra observación se detiene en la “estructura de consumo final de energía”: Electricidad o energía renovable, en 2017, 15,7%, la tajada menos significativa de la torta; biomasa, 44,2% y derivados del petróleo, 40,1%.

Luego, el 84,3% de nuestro consumo de energéticos, sigue –y por los visto seguirá– dependiendo de los bosques y de los combustibles que importamos en su totalidad.

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