Alderete y Duarte Frutos deben ser apartados de las binacionales

Entre las varias designaciones erróneas del nuevo jefe del Poder Ejecutivo, Mario Abdo Benítez, destacan las de José Alberto Alderete y Nicanor Duarte Frutos como directores de la Itaipú Binacional y de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), respectivamente. El cargo que ocupan es de hecho más importante –o de mayor poder– que uno ministerial, tanto por el deber que conlleva de precautelar los intereses paraguayos en dos de las mayores represas hidroeléctricas del mundo –pésimamente defendidos hasta hoy– como por el presupuesto que manejan según normativas propias y sin someterse al examen ni del Congreso ni de la Contraloría General de la República. Alderete fue recompensado por su servicio como jefe de campaña del actual presidente en las últimas elecciones generales, mientras que Duarte Frutos obtuvo un premio consuelo por renunciar a seguir incidentando con su ilegítima pretensión de jurar como senador activo y no como vitalicio, como manda la Constitución. De modo que sus méritos, escasamente conocidos en ambos personajes, brillaron por su ausencia. Lo que hagan o dejen de hacer estos personajes será atribuido a quien les designó.

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Entre las varias designaciones erróneas del nuevo jefe del Poder Ejecutivo, Mario Abdo Benítez, destacan las de José Alberto Alderete y Nicanor Duarte Frutos como directores de la Itaipú Binacional y de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), respectivamente. El cargo que ocupan es de hecho más importante –o de mayor poder– que uno ministerial, tanto por el deber que conlleva de precautelar los intereses paraguayos en dos de las mayores represas hidroeléctricas del mundo –pésimamente defendidos hasta hoy– como por el presupuesto que manejan según normativas propias y sin someterse al examen ni del Congreso ni de la Contraloría General de la República. Alderete fue recompensado por su servicio como jefe de campaña del actual presidente en las últimas elecciones generales, mientras que Duarte Frutos obtuvo un premio consuelo por renunciar a seguir incidentando con su ilegítima pretensión de jurar como senador activo y no como vitalicio, como manda la Constitución. De modo que los méritos, escasamente conocidos en ambos personajes, brillaron por su ausencia.

Los citados directores gozan de una gran autonomía para efectuar contrataciones de bienes, servicios y personal, así como para realizar inversiones en proyectos financiados con los millonarios “fondos sociales” manejados a discreción. Debido a esa notable autonomía, de hecho y de derecho, es lamentable que el Presidente de la República no haya sido mucho más cuidadoso a la hora de escoger a quienes están hoy al frente de ambos entes y que el Senado haya consentido unos nombramientos incompatibles con el bien común. Los acomodos políticos prevalecieron así sobre el interés general.

De Duarte Frutos se publican con frecuencia evidencias de que, raudamente, se convirtió en potentado tras su paso por la función pública, “dándole una patada a la pobreza”, como se dice, al recordar su humilde origen. Su novelesca vivienda en el barrio Luis Alberto de Herrera de nuestra capital, con salidas sobre diferentes calles, es una muestra de su extraordinario poder económico. Se le atribuyen una estancia y hasta un avión.

En cuanto a Alderete, ahora mismo se están publicando también indicios sobre su veloz enriquecimiento desde que ingresó en la función pública. Pero él no se inmuta, pues dice que “el Presidente sabe todo este proceso”, que imaginamos se refiere a su tremenda prosperidad actual. Les informamos a él y al Presidente de la República que la opinión pública también está ansiosa por conocer la fórmula mágica para erigir tan colosal bonanza solo con el salario.

Tal vez el Jefe de Estado esté enterado así de que, tras haber sido consejero de la EBY (1999-2003), su exjefe de campaña electoral le sacó el jugo al cargo de ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (2003-2006), que le confió su actual colega Duarte Frutos y donde tuvo como jefe de Gabinete a Juan Ernesto Snead, más tarde presunto testaferro suyo en la empresa Espartillar SA. Desde allí promovió, junto a su par argentino Julio De Vido, hoy procesado y recluido en su país, al igual que el exdirector argentino de la EBY, Óscar Thomas, la adjudicación de contratos por parte de la entidad binacional. Ella habría conllevado el pago de jugosos sobornos, según se desprende de los “cuadernos de las coimas”, hoy bien conocidos en el vecino país. Entre los procesados por dicha corruptela figuran directivos de Industria Metalúrgica Pescarmona SA (IMPSA), empresa mimada por las autoridades de entonces de ambos países.

Sus amigos argentinos están entre rejas, pero Alderete goza de las mieles del poder, gracias a sus servicios políticos al Presidente de la República, similares a los que prestó en las elecciones internas coloradas de 2007 a la hoy senadora Blanca Ovelar, siendo un presidente de la ANR impuesto por Duarte Frutos.

Duarte Frutos y Alderete compartieron también una época en que, según informaciones provenientes de Venezuela, Hugo Chávez repartió mucho dinero a sus aliados de la región. Duarte Frutos gustaba lucir una boina al estilo del fallecido dictador caribeño. Así como en nuestro país los “maletines” llueven desde las aduanas para los padrinos políticos, en esa época los “maletines” de petrodólares bolivarianos llegaban a los mandatarios afines, como se descubrió en la Argentina.

Siendo presidente, Duarte Frutos mantuvo cordiales relaciones con las autoridades hoy procesadas en la Argentina, con cuyo jefe máximo, Néstor Kirchner, consumó el nefasto preacuerdo de “novación” sobre Yacyretá, a tal punto que, en 2013, tras ser nombrado por Horacio Cartes embajador en Buenos Aires, antes incluso de presentar sus cartas credenciales, visitó en su despacho al amigo De Vido, ministro de Planificación.

Así como fácilmente hipotecó los intereses paraguayos en el mencionado preacuerdo de “novación”, es de presumir que no será un celoso defensor del interés nacional en la EBY y que ejercerá su cargo al compás de sus ambiciones políticas. Ahora mismo, Duarte Frutos es mencionado como uno de los probables aspirantes a la presidencia del Partido Colorado en la próxima convención partidaria. Ya está politizando actos públicos financiados con dinero de la EBY, que es de todos los paraguayos y no solo de los colorados. Así, las “inversiones” realizadas con los “gastos sociales” están induciendo a que dirigentes colorados del interior “vean la luz” y pasen del cartismo a las carpas de Colorado Añetete.

En suma, hay suficientes motivos para temer que el dúo de marras se olvide de lo que a la Nación le conviene y priorice su propia agenda, en cuyo caso el responsable será el Primer Mandatario. En efecto, lo que Alderete y Duarte Frutos hagan o dejen de hacer, en beneficio propio o ajeno, a costa del bien común, será atribuido a quien los designó a sabiendas de que su pasado no hacía suponer que honrarían el cargo, sino todo lo contrario. Debe prescindir de ellos, por la salud de la República.

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