Nicaragua “camina al desastre”

NACIONES UNIDAS (EFE). La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, aseguró que Nicaragua está viviendo el “inicio del desastroso ciclo” visto en Venezuela y advirtió de que la crisis en ese país puede tener efectos graves en toda la región.

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“Daniel Ortega y Nicolás Maduro están cortados con la misma tela corrupta, los dos son estudiantes de la misma ideología fallida y los dos son dictadores que viven atemorizados de su propio pueblo”, dijo Haley ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Según la diplomática, el Consejo “no puede ser un observador pasivo” mientras la situación en Nicaragua sigue deteriorándose.

“Cada día que pasa, Nicaragua avanza por un camino conocido. Es un camino que Siria ha seguido, es un camino que Venezuela ha seguido”, insistió Haley.

En el caso de ambos países, recordó, lo que algunos consideraban una situación interna ha terminado por afectar a los países vecinos y desestabilizar regiones enteras. 

Haley destacó en ese sentido que el “éxodo” de nicaragüenses “desesperados ” ya ha comenzado, con más de 25.000 personas escapando a Costa Rica.

Según aseguró, un desplazamiento masivo de migrantes y demandantes de asilo puede desbordar a Centroamérica.

“Hoy EE.UU. se solidariza con la gente de Nicaragua. No sólo porque creemos en los derechos humanos fundamentales y esperamos que se respeten, sino porque nuestro futuro está ligado al de nuestros vecinos en las Américas”, insistió.

Halley, que este mes preside el Consejo de Seguridad de la ONU, encabezó la primera reunión de este órgano sobre la crisis nicaragüense.

A la celebración de la cita se opusieron varios Estados miembros y la propia Nicaragua, que defendieron que la situación no compete al Consejo de Seguridad y que acusaron a EE.UU. de inmiscuirse en los asuntos internos del país.

Países como Rusia y China, dos miembros permanentes del Consejo, defienden que esas crisis no plantean un peligro para la paz y la seguridad internacional y, por tanto, no deben figurar en la agenda del máximo órgano de la ONU.

“¿Cuánta gente tiene que morir para que se convierta en una cuestión de paz y seguridad?”, cuestionó Halley.

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