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Los sindicalistas, cuyos salarios oscilan entre los G. 7 millones y G. 9 millones, dijeron que no saldrán del lugar hasta que la patronal cambie su postura.
Hace un par de semanas los sindicalistas acusaron a las autoridades de la estatal: Carlos Arce, presidente; Enrique Dami y Hugo Coronel (renunció la semana pasada) de cambiar a cuadrilleros de una zona a otra para tapar su inoperancia.
También acusaron a los mandamases de Essap de no obligar a la empresa Proel Ingeniería, representada por Augusto Ortellado, a arreglar la rotura de la nueva aductora de Villarrica el día en que se iba a inaugurar. Los propios funcionarios de la Essap hicieron el trabajo que correspondía a la empresa privada, según Víctor Ocampo, dirigente de uno de los gremios.
La pelea entre el directorio y los sindicalistas comenzó en mayo cuando la patronal ya había dispuesto montar una sala de lactancia materna en el área que venían utilizando como oficina los sindicatos.