Se les avisó

Desde hace tiempo fueron advertidos; antes: los políticos que se conformaban con enfrentar a la dictadura desde sus oficinas a través de comunicados y entrevistas periodísticas estaban colaborando con el afianzamiento del stronismo; ahora: los políticos que se hacen elegir para defender los intereses de la mafia y la corrupción patean contra la democracia y contra ellos mismos.

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Serán desplaza dos, se les dijo, porque hay una ciudadanía que quiere vivir en democracia con justicia independiente y con legisladores representativos. Antes: había una sociedad conformista y estática que después despertó y sacudió la estantería de la dictadura, facilitando la tarea de los militares para el derrocamiento. Ahora: hay una ciudadanía mucho más exigente, y aunque no organizada, muy dispuesta a movilizarse, mucho más intercomunicada. 

Esta ciudadanía es capaz de equivocarse hoy en su decisión electoral, pero ya no está dispuesta a esperar otros cinco años para rectificarse y castigar a los traidores, a los prevaricadores. Ahora quiere una solución rápida y quiere tenerla en sus manos, no en los chapuceros compromisos de cambio menos en los tediosos procesos de reformas y tampoco en la mentira de dejarlo todo en manos de la justicia.

Antes fueron ellos los del aguante: a las críticas de prensa, a las imputaciones fiscales falsas y a las denuncias frágiles de Contraloría; ahora son la señora ciudadana y el señor ciudadano los del aguante. Aguante en la persistencia en la lucha y nada más. 

Y cayeron, primero el diputado oficialista José María Ibáñez, por tratar de burlarse de la gente, y luego el senador colorado Óscar González Daher por el grosero tráfico de influencia revelado a través de los audios de radio Cardinal y por la grotesca fortuna malhabida de 8 billones de guaraníes, de origen desconocido. Mañana le toca al senador Oviedo Matto. 

Este puñado de ciudadanos, primero coincidiendo con las prédicas periodísticas, luego ironizando a través de las redes, después haciendo quijotescas denuncias judiciales para finalmente ganar la calle en concentraciones y escraches diarios, es la esperanza de un cambio en nuestro país. 

Todavía falta correr a muchos corruptos y mafiosos, que naturalmente no son de un solo color partidario como tampoco son de partidos políticos solamente o de un solo poder del Estado. En el Poder Judicial están también grandes manguruyuses, algunos de los cuales ya pasaron a cuarteles de invierno, como el inefable Miguel Óscar Bajac, y otros se encuentran muy cómodamente sentados esperando que sus jefes políticos hagan la bajada de línea sobre cómo juzgar. 

Ahora veo que unos cuantos tratan de salvarse del látigo ciudadano recurriendo a sus partidos, pero si no entendieron antes la lección de no robar, no traficar, no coimear, no contrabandear, no evadir, no prevaricar y no matar al enemigo, es tarde para comprenderlo. Ahora es solo tiempo de pagar y no pedir una quita. 

Claro que habrá quienes se salven, porque el mecanismo de la impunidad está intacto así como el instrumento corporativo para la defensa mutua. Desde luego la movilización ciudadana no está para sustituir a las instituciones republicanas, pero estará presente siempre frente a los atropellos a ellas. 

Lo ideal es que también el despertar ciudadano se erija en factor de mejoramiento de la representación política y que no termine como una fuerza de choque ante los abusos.

Es necesario que estas mismas personas impulsen acciones políticas y no solamente reacciones. La política necesita de ellas para encarar en todo el país una renovación de la representación política, porque como se ha visto el mal de la corrupción y la mafia llegó a contaminar a los principales partidos y movimientos políticos.

Es hora de trasladar nuestra confianza en personas moralmente sanas que pueden ir aprendiendo el oficio político.

ebritez@abc.com.py

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