Todos estamos en bola

SALAMANCA (España). Como era de esperar, la mojigatería no se hizo esperar a raíz del calendario –y eso que todavía no salió a la venta– hecho por los bomberos voluntarios de San Roque González de Tavapy, departamento de Paraguarí. Estos buenos ciudadanos, angustiados por la falta de medios para cumplir de manera eficiente con su trabajo, por falta de fondos, resolvieron hacer un calendario con doce láminas, una para cada mes, en las que aparecen miembros “y miembras”, tal como vinieron al mundo. Pero para no ser tan agresivos, cada uno aparece cubriendo sus partes pudendas con algún elemento propio de la profesión. Haber tomado esta decisión en un medio tan conservador y moralmente tan hipócrita es realmente una muestra de coraje. Incluso más, al pie de cada lámina va el nombre de pila de la persona fotografiada, su edad y su profesión con la leyenda: “Estoy desnudo en esta imagen para gritar a los cuatro vientos cómo nos tiene el ESTADO: en bolas”.

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La primera en reaccionar fue la Comisión Directiva del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de esa comunidad que repudió el calendario “por considerarlo un acto de exhibicionismo”. Exhibicionismo es lo que realizan las modelos, aquellas que desfilan en trajes de baño que dejan al aire, casi en su totalidad, los senos, las nalgas y por delante cubriendo estrictamente lo necesario. Exhibicionismo porque no persiguen otra cosa que despertar el morbo de un público baboso que no se molesta en ocultar sus sentimientos. En este caso difícilmente puede haber exhibicionismo cuando no se deja ver mucho más de aquello que es natural ver en las playas y los balnearios públicos.

De quienes tenemos que avergonzarnos es de aquellos que, sin cometer exhibicionismo, nos muestran, con toda desfachatez, lo poco que les importa la ciudadanía. Este cuerpo de bomberos recibe del Estado entre 2.200.000 y 2.400.000 guaraníes mensuales. Y el dinero nunca llega a tiempo, siempre con retraso. Este dinero no es para pagar los salarios de nadie ya que, como su nombre lo indica, son “voluntarios”, están allí porque así lo quieren, porque piensan que deben brindarle un servicio a su comunidad, porque sienten que tienen un compromiso con sus conciudadanos. Lo que sí tendría que motivar nuestro escándalo y deberíamos repudiarlo a los gritos en el medio de cualquier plaza pública, es que se reparten centenares de millones entre los municipios con el pretexto de ayuda para la educación pública y esos centenares de millones son robados por los intendentes y ediles sin que nadie levante la voz, ni los acusen, ni los juzguen.

En una nota de protesta firmada por algunos miembros de la Comisión Directiva de ese cuerpo de bomberos lamentaron el calendario porque “afecta la moral y las buenas costumbres del pueblo sanroquelonseño”.

Todo lo contrario, habla del valor y del profundo sentido de solidaridad de esa gente que optó por esa medida de fuerza pidiendo los medios necesarios para mejorar el servicio que presentan a su comunidad. En este momento en que las autoridades, civiles y militares están enredados en el laberinto del “servicio social” que deben prestar los objetores del servicio militar, podrían tomar ejemplo de estos grupos de voluntarios. Antes que criticar, tendrían que salir a la calle a vender los calendarios y alentar a la gente que los compre.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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