Un poco más de valentía

Una serie de episodios relacionados directamente con las campañas electorales de los partidos y movimientos para promocionar las candidaturas está revelando la falta de una mayor cuota de valentía de la ciudadanía para hacer valer los principios republicanos y los valores democráticos. 

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Nadie fue capaz de abrir la boca en el acto supuestamente oficial que a todas luces era un acto más de proselitismo del candidato oficialista, donde una niña escolar terminó su discurso con un “viva el Partido Colorado”, el mismo grito de lucha típicamente partidista que caracteriza a los dirigentes de dicho partido. 

El ministerio del ramo anunció un sumario para sancionar a la directora de la escuela San Carlos de Ciudad del Este. Sin embargo, el acto en cuestión estuvo lejos de ser una ceremonia espontánea donde cada uno era libre de actuar a su manera. Como todo acto protocolar, la niña tuvo que haber sido preparada en lo que debía decir y en la forma de actuar. 

La habrán elegido entre todos, directora, docentes y padres de familia por alguna razón para hablar en nombre de la institución. Tuvieron que haberla encaminado a pronunciar un discurso y habrán tomado prueba de desempeño para no dejar mal parada a la institución. Habrán consultado con los señores receptores del mensaje, o tal vez ellos sugirieron que se hiciera de esa forma. 

Si la familia de la niña tuviera un poco de delicadeza no hubiera permitido que la hija de menos de diez años fuera manipulada como lo fue. Los padres son el primer eslabón para decir sí o no, y en este caso no fueron capaces de defender a la hija. Lo mismo puede decirse del cuerpo docente que no tuvo el coraje de tener una postura decente, al igual que la directora. 

Y lo que es peor, los candidatos ahí presentes, encabezados por el aspirante a gobernador, Elio Cabral, en vez de escandalizarse por lo que estaban presenciando, celebraron con entusiasmo la actuación de la pequeña. Cabral y sus acompañantes pretenden gobernar en nombre de los ahí presentes y de otros del departamento, y con esta actitud dieron una pésima demostración de ignorancia, transgresión y abuso, todos los factores exactamente opuestos a las virtudes que se espera de los mandatarios. 

Poco después se denunció otro acto de manipulación de otra niña en la inauguración de 42 viviendas en la localidad de Bello Horizonte, donde nuevamente la oradora fue una niña de más o menos 10 años en un acto que evidentemente era proselitismo partidario con profusión de colores y emblemas asociados a los candidatos oficialistas. La misma dijo, dirigiéndose al presidente Horacio Cartes: “Cuando yo sea grande, seré la mejor presidenta del Paraguay, así como vos, tío”. (En la jerga del cartismo llaman “tío” al presidente de la república). 

Una vez más, ni en la familia ni en el vecindario, ni las autoridades se sorprendieron ni se alarmaron por la manipulación de una criatura. 

También ocurre en el ámbito de los adultos. Recientemente escuchamos a la exministra de Justicia y Trabajo quejarse de la injerencia del gerente de la tabacalera del presidente de la república en su trabajo, cuando se desempeñaba como ministra. Es mucho mejor para la salud de la república que la señora Carla Bacigalupo denunciara en el momento de la destitución la injerencia del gerente de una empresa en su rol de ministra que denunciarlo ahora en medio de una encarnizada lucha electoral. 

Lo mismo pasó con los militares que en correcta formación de tropas recibieron instrucciones y orientaciones del secretario del presidente. Ningún general se animó a aclarar que ellos sólo pueden recibir órdenes de un superior militar.

Todo esto pone en evidencia que como ciudadanos nos falta un poco más de coraje cívico. Por eso estamos en el lugar que estamos y en la pésima situación en que nos encontramos.

ebritez@abc.com.py

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