Cargando...
En diciembre del 2010, cuando aún estaba vivo don Roberto Garcete, aparecieron en la estancia unas máquinas con guardias privados y levantaron antenas para comunicarse por radio. Eran representantes de empresas brasileñas que decían ser las verdaderas propietarias de las tierras que la familia trabajó durante medio siglo.
Así empezó un largo peregrinar que incluyó despojos también a otras cinco familias vecinas, forzadas a firmar documentos casi a punta de armas de fuego. Las cosas llegaron a su extremo máximo la fría mañana del 17 de abril del 2015 cuando en dos camionetas privadas y a punta de pistolas apresaron a parte de la familia y los llevaron en la carrocería, presos. El fiscal Celso Morales, de Concepción, fue uno de los intervinientes que permitió el atropello. El oficial de justicia fue Eugenio Simón Flecha.
No tardaron mucho en aparecer los verdaderos interesados: El entorno del poderoso Óscar González Daher. Su esposa Nélida Chaves de González Daher era la escribana que había constituido algunas de las empresas que se quedaron con las tierras. Su hermana, la abogada Beatriz Chaves (cuñada de González Daher), era no solo abogada en la constitución de sociedades de las firmas sino que, además, participó activamente del proceso judicial que terminó sacando a los Garcete de sus tierras.
En medio de aprietes judiciales y policiales, la familia pidió auxilio al exministro de la Corte Miguel Óscar Bajac. Este prometió ayudarles; la familia refiere que en su desesperación entregaron gruesas sumas de dinero al exministro a cambio de promesas de justicia y de recuperación de sus tierras.
El despojo del clan González Daher se consumó y la prometida justicia del exministro Bajac nunca llegó. Eso sí, se habría quedado con un dinero que nunca devolvió... hasta ahora.