CITAS Y HECHOS

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Antoine de Saint-Exupéry

(1900-1944) Escritor francés.

“Para los vanidosos, todos los demás hombres son admiradores”.

Jacinto Benavente

(1866-1954) Dramaturgo español.

“La vanidad hace siempre traición a nuestra prudencia y aun a nuestro interés”.

Honoré de Balzac

(1799-1850) Escritor francés.

“Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir”.

Goethe

(1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.

“Se dice que las mujeres son vanidosas por naturaleza; es cierto, pero les queda bien y por eso mismo nos agradan más”.

Obispo camaleónico

Charles Maurice de Talleyrand-Périgord (París, 1754-1838), político y diplomático francés. Procedía de una familia aristocrática, que le destinó a la carrera eclesiástica sin que tuviera vocación para ello (vivió siempre como un sibarita, libertino y carente de escrúpulos). Ascendió en la jerarquía impulsado por su origen nobiliario: en 1780 era agente general del clero y, en 1789, obispo de Autun.

Era evidente que Talleyrand se hizo obispo para poder hacer carrera política. Se convirtió después en revolucionario y el papa le excomulgó en 1791. Se dedicó a la diplomacia, en la que demostró una gran habilidad y capacidad de supervivencia bajo diferentes regímenes políticos. Fue ministro de Asuntos Exteriores del Directorio; luego, de Napoleón y, cuando este cayó, lo fue de Luis XVIII. Desde que se ordenó, en 1769, dijo muy pocas misas y tenía fama de equivocarse en el ritual del Santo Sacrificio. Cuando le eligieron obispo de Autun, su propia madre, viendo que llevaba una vida disoluta, escribió al rey Luis XVI una carta en la que decía: “…Suplico a vuestra majestad que no dé el escándalo de hacer obispo a mi indigno hijo”. La súplica no fue escuchada y Talleyrand fue toda su vida un obispo excomulgado. Tras fracasar en su intento de extender las fronteras de Francia a costa del nuevo reino belga, se retiró de la política en 1834. Murió, sin embargo, en el seno de la Iglesia. Cuentan que cuando el sacerdote iba a administrarle la extremaunción, le recordó que no debía ungirle en la frente, dada su condición episcopal: “Tenga cuidado de no equivocarse, señor cura. Soy obispo”.*

(*) Fuentes: Carandell, Luis. Las anécdotas de la política / https://www.biografiasyvidas.com/ / http://proverbia.net

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