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Tráfico fluvial

A finales del siglo XIX, una de las empresas de navegación que hacía el servicio fluvial en los ríos paraguayos era la de don Nicolás von Mihanovich.

Esta empresa, cuyas oficinas centrales estaban en Buenos Aires, contaba con nueve vapores paquetes, ocho vapores de carga, 37 remolcadores y 60 lanchas.

Los paquetes que hacían viajes en los ríos Paraná y Paraguay eran: “Olimpo”, “San Martín”, “Saturno” y “Golondrina II”, además del “Eolo”, y salían los miércoles de Asunción, en semanas alternadas, y regresaban de Buenos Aires los domingos, también en semanas alternadas.

Hacían combinaciones en Corrientes para los viajeros con destino a Encarnación, con los buques “Pingo” y “Lucero”.

Combinaban también rumbo al Alto Paraguay con el vapor “Aurora”.

Algunas de las otras embarcaciones de la Mihanovich eran: “Austria”, “Batitú”, “Guanaco”, “Dalmacia” y “Vulcano”, además de las lanchas “Río Uruguay”, “Narenta”, Spalato”, “Sebenico”, “Eduardo Madero”, “Lesina”, “Adria”, “Croatia”, “Servia”, “Bosnia” y “Miramar”.

Una recordada maestra

Se llamó Adela Ruiz Montiel, había nacido en Asunción, el 5 de enero de 1892, y egresó como docente en 1911. Ejerció la docencia en la escuela de Encarnación (actual República del Brasil), institución que dirigió entre 1920 y 1942. A la par, también fue vicedirectora de la escuela Dante Alighieri, entre 1918 y 1942.

Publicó numerosos trabajos en revistas especializadas; en 1924 creó la Biblioteca para el Maestro y la Biblioteca para el Niño. En 1928 instituyó en los centros educativos, bajo su dirección, el programa de “La miga de Pan”, de desayunos escolares.

También ese año aplicó innovadores planes de enseñanza, como el método Decroly y el plan Dalton, precedentes de los que hoy se denomina el Método de la Libre Expresión.

Al jubilarse en 1942, fue condecorada por el Gobierno brasileño. Siguió enseñando en diversas instituciones y, a partir de 1967, se dedicó a enseñar gratuitamente a los adultos analfabetos. Falleció en Asunción, el 18 de septiembre de 1978.

Un antiguo centro cultural

Ayer se cumplieron 135 años de la fundación, el 28 de julio de 1883, del Ateneo Paraguayo, una institución que fue vehículo de expresión de cientos de artistas e intelectuales compatriotas y extranjeros.

El acta que registró la creación de dicha entidad dice:

“En la ciudad de Asunción, a los veinte y ocho días del mes de julio de mil ochocientos ochenta y tres, reunidos los señores abajo suscritos en la casa habitación del señor don Adolfo Decoud, acordaron lo siguiente: fundar una sociedad cuyo objeto sea fomentar el espíritu de asociación mediante el cambio de ideas, que se manifestarán en disertaciones escritas, según lo que se prevenga en el reglamento, que una comisión nombrada al efecto confeccionará.

En seguida se nombró a un secretario, cuyo cargo recayó en don Cecilio Báez.

Procedióse después al nombramiento de una comisión que debe redactar el reglamento por el que debe regirse la sociedad, siendo nombrados para componerla los señores don Adolfo P. Carranza, don Adolfo Decoud y don Antonio Codas”.

Firman dicha acta: Ramón Zubizarreta, Guillermo Stewart, Benjamín Aceval, Antonio Codas, Adolfo P. Carranza, J. Nicolás González, Alejandro Audibert, Braulio Artecona, S. Cardiozo, Abdón Álvarez, Juan Martín Yanís, Gerónimo Pereira Cazal, Cecilio Báez, Adolfo Decoud, Leopoldo Gómez de Terán, José Billordo, Alfredo de Rocha Farías.

Don Nicolás

Don Nicolás von Mihanovich, el empresario naviero cuya compañía fue muy útil al Paraguay en el transporte de cargas y pasajeros en la región, nació en Doli, Imperio austro-húngaro, actual Croacia, en 1848. Trabajó en actividades portuarias y, a mediados de la década de 1860, vino a Montevideo, Uruguay.

Se trasladó al Alto Paraná en plena Guerra de la Triple Alianza y colaboró en el transporte de hombres, pertrechos y mercancías al frente de la guerra, lo que le valió grandes ganancias. Al finalizar la contienda, se estableció en Buenos Aires, donde tuvo activa participación en la instalación de las oleadas inmigratorias registradas esos años. 

Con embarcaciones compradas del español Carlos Casado, fundó una importante compañía naviera, convirtiéndose a los pocos años en el armador más poderoso de la región, y recibió numerosas condecoraciones y títulos nobiliarios, como el de barón, con derecho sucesorio.

Los barcos de su flota naviera sirvieron, durante muchos años, en el transporte de carga y pasajeros entre Buenos Aires y Asunción, además de otros puntos del continente. Posteriormente, su flota la vendió a Alberto Dorero. Falleció en Buenos Aires, en 1929.

surucua@abc.com.py

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