Libre de plástico

Uno de los mayores problemas de la contaminación ambiental es que los océanos se están inundando de plástico. El tema llevó a la científica marina Martina de Marcos y Ezequiel Bonomi a realizar una campaña sobre el uso consciente de este material.

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Actualmente, la concentración de plástico constituye un gran porcentaje de todos los residuos en los océanos. Tanto que hay estudios que afirman que la cantidad de plástico que pulula en el Pacífico es casi 13 veces el tamaño de Francia. Este tema motivó que la científica marina Martina de Marcos y su compañero de vida y causa, Ezequiel Bonomi, comenzaran a pensar qué podían hacer para reducir el uso del plástico, además de reciclar y reutilizarlo, como una manera de contribuir a resolver el problema. 

Martina ideó una campaña de concienciación que consistió en viajar durante nueve meses y dar charlas sobre la basura plástica, para crear conciencia al respecto y que los cambios vengan de la población. “Que la gente, al conocer el problema, decida modificar sus hábitos; además, pueda compartir esa información con otros y esto lleve, tal vez, a cambios mayores”, resalta.

Conciencia 

Hija de argentinos, Martina nació en Australia, donde hay mucha conciencia sobre todo lo referente al plástico. Cuenta que, cada vez que venía a América, le sorprendía y entristecía la cantidad de basura esparcida por todos lados. “No me podía quedar de brazos cruzados, sabía que tenía que hacer algo”, recuerda. Cuando estudió Ciencias Marinas, entendió mucho más el problema, que no era solo superficial, sino de fondo. “Leí las estadísticas y vi cuánto dura el plástico por más de que se rompa y quede pequeño, cómo afecta a los animales. Entonces, decidí hacer algo en mi región, sobre todo con el enfoque que la ONU le dio a la ecología este año: la basura plástica”, refiere. 

Tener un mismo idioma en Latinoamérica fue una enorme ventaja para su causa, por la facilidad de comunicación. Optó por hacer algo que tuviera impacto y repercusión en los medios. Empezó su proyecto en marzo de este año, en México, con la idea de viajar durante nueve meses para dar charlas hasta culminar en Ushuaia, en diciembre. “Dar la mayor cantidad de charlas posible”, enfatiza. Ezequiel dejó su trabajo y vendió hasta su auto para acompañarla. “Usamos todos nuestros ahorros. No se trata de una oenegé. Aunque, tal vez, sería bueno convertirnos en una para el futuro”, señala. 

Pero Martina y Ezequiel no solo hablan del problema que provoca el plástico, sino que también proponen soluciones. Una es cambiar la industria del plástico para reducir la cantidad y simplificar el reciclaje. “Se necesita que haya menos tipos diferentes de plástico. Hasta ahora hay 40.000 variedades y eso complica mucho el reciclaje, porque hay que tenerlo limpio, y separado por colores y tipo. Si hay tanta variedad, eso es imposible”, asegura Martina.

Solo transparente

Cuando visitaron la fábrica de reciclaje más grande de Latinoamérica, en Perú encontraron que solo trabajan con plástico transparente o de color celeste. Solo el 2 % del plástico que se utiliza es reciclable. “Las plantas pequeñas reciclan las de otros colores, pero hacen sillas u otros objetos; que se vuelva a convertir en una botella es muy poco probable”, indica Martina. 

Otra propuesta es que los Gobiernos les faciliten o reduzcan los impuestos a las industrias recicladoras, para que pueda haber más plantas en toda América Latina. “Además, si el plástico se convierte en algo valioso, la gente comenzará a juntarlo en la calle. Para eso, se necesita incentivar el reciclaje”, expresa. Para el efecto, explica, hay tecnologías que se pueden utilizar; una de ellas es la pirólisis, que convierte el plástico en diésel o combustible. “Entonces, se vuelve valioso y no contamina tanto”. 

También, se puede incluir en el asfaltado de las calles. Lo han usado en China, Indonesia y funciona. “No se precisa de mucha tecnología”, subraya. Otro uso que se le puede dar es hacer ladrillos de plástico para fabricar casas. “Además, no hay tanto problema para separar los plásticos. De esta forma, se usa mucho más plástico que en el reciclado tradicional. Si hay algo que se necesita en toda Latinoamérica, son calles y casas, y son fáciles de hacer”, acota Ezequiel.

Problemas de reciclado

Otro de los problemas es que es más barato hacer las botellas del plástico virgen, que del reciclado; entonces, no tiene sentido usarlo y es de peor calidad. “No es tan flexible ni transparente; además, como consume tanta energía y lleva tantos pasos, resulta más caro”, explica. Para Ezequiel, la solución sería gravar el plástico virgen para que sea más barato el reciclado. “Que fomenten el uso del plástico viejo”, insiste.

En las charlas apuntan a la reducción del consumo del plástico, porque para que aumente el reciclado, van a pasar muchos años, y no se puede esperar a que eso suceda y seguir produciendo de la misma manera. “Mostramos todo lo que se puede usar en vez del plástico, desde las bolsas de tela que llevamos al súper hasta mi champú en forma de jabón”, detalla Martina. También insisten en que este es un cambio que debe venir de los Gobiernos, la industria y la gente. “Es un tema de educación, soluciones alternativas y tiempo para que se preparen para el cambio. Si la gente no entiende el motivo de la prohibición de bolsas, la ley no funciona y la terminan sacando”, dice Ezequiel. 

El empuje de la gente que quiere un cambio también es importante, porque obliga a las autoridades a crear leyes. Martina comenta que, por ejemplo, en Sídney, Australia, se prohibió el uso de la bolsa plástica en los supermercados por un tema de marketing. “Como consumidores tenemos el poder de pedir cambios. Es algo que se puede resolver con la acción de todos. Cada uno, con una simple acción, puede revertir este problema”.

Charlas

Los jóvenes dieron charlas en varias instituciones educativas del departamento Central. Asimismo, hablaron en la Municipalidad de Capiatá y le propusieron al intendente un proyecto para una ordenanza referente al uso del plástico. También dictaron charlas en la Municipalidad de Asunción y colegios de la capital. La travesía de Martina y Ezequiel continúa en Uruguay, Buenos Aires, Chile, Patagonia y culmina el 15 de diciembre en Ushuaia. Se quedan en Buenos Aires para las fiestas de fin de año y, luego, regresan a Australia. Después, ¿qué sigue? Según Ezequiel, la idea es organizar todo la primera mitad del año, como los lugares, las charlas y los contactos. “Tener una empresa que nos apoye económicamente. Tal vez ir a menos lugares y quedarnos más tiempo. Acá, Infocenter nos ayudó económicamente”. Martina agrega: “La segunda mitad del año, viajar y dar las charlas, ya con los contactos hechos”.

Son dos jóvenes idealistas que viajan para “limpiar el mundo”, uno que necesita de más gente no solo idealista, sino que proponga y genere cambios como ellos.

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Fotos: ABC Color/Claudio Ocampo/Gentileza.

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