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En las primeras semanas del año escolar se debe prever más tiempo del necesario para levantarse, desayunar, llegar al colegio o a la escuela. Si esto se hace con prisas lo único que se va a conseguir son padres estresados. Por ello, una buena idea es que papá y mamá adapten su horario al ritmo escolar. De lo contrario acabarán por agotarse y será inevitable que se enfrenten al día con poca paciencia y mal humor, lo cual finalmente repercute en los niños.
Para una vuelta a clases feliz se aconseja dejarlo todo listo por la noche: uniforme o ropa que se vaya a llevar al cole, mochilas, y, si se puede, cargar el merendero con fruta y jugo.
Poner el despertador media hora antes: hasta que el cuerpo (y la cabeza) se acostumbre al ritmo escolar es normal hacer todo más lento. Si contamos con un tiempo de margen, la vuelta a la rutina será mucho más relajada.
Visitar antes el cole: lo ideal para cualquier niño sería poder conocer su clase antes de empezar. Si no, un paseo por los alrededores del colegio lo ayudará a verlo como un sitio familiar.
No llegar tarde el primer día: salir un poco antes de casa para hacer el trayecto sin prisas y conseguir estacionamiento para entrar con los niños y acompañarlos en el encuentro con el resto de los compañeros.
Transmitir seguridad: explicarles a los chicos lo importante que es estudiar y lo bien que lo está haciendo en esta nueva etapa.
Recoger al niño con una sonrisa: aunque papá y mamá hayan tenido un día duro de trabajo, el peque lleva esperando muchas horas el momento del reencuentro.
Preguntarle: hay que saber cómo le ha ido el día, eso sí, sin agobiar con infinidad de preguntas. Además de lo que nos cuente su profe, no hay que perder de vista las impresiones del niño.
Tener paciencia: empezar el cole es un cambio importante, es normal que estén algo más nerviosos, por ello no se debe perder la paciencia con los niños.