Padres e hijos unidos por el deporte

El fin de semana o cualquier tiempo libre ofrecen un punto de encuentro entre padres e hijos, un marco en el que la comunicación es más sencilla y se puede aprovechar el deporte al aire libre para conocerse mejor, deleitarse con los progresos y crear unos hábitos saludables que sirvan para lograr la unión.

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Todas estas actividades lúdico-deportivas aportan un gran beneficio en la educación.

Si los niños no realizan actividad deportiva ninguna entre semana, los fines de semana o las vacaciones son el momento perfecto para hacer algo de ejercicio y, en el caso de que a lo largo del año los niños tengan actividades extraescolares programadas, con competiciones escolares con sus entrenadores y sus compañeros, este es un buen momento para continuar, pero estableciendo un cambio importante.

Pocas cosas pueden gustar más a los niños que hacer deporte con sus padres, que sean ellos quienes comprueben sus progresos, quienes les enseñen o quienes compartan unas horas “entrenándoles”. Practicar unos deportes juntos es una de las primeras actividades sugeridas por los expertos como generadoras de vínculos positivos entre padres e hijos.

Cuando se comparte una actividad física en familia, todos salen beneficiados. Los padres pueden liberar el estrés de los días de trabajo, además de mantenerse en forma, y los niños, a su vez, mantienen la mente sana, estimulan su desarrollo físico y reciben afecto, confort y seguridad.

En verano, los campamentos son también una ruptura con el hábito y la costumbre de los niños y adolescentes, que puede convertirse en una buena puerta para entrar en el deporte. Los monitores y entrenadores son diferentes, los compañeros también lo son y, al disponer de más tiempo, se pueden practicar deportes diferentes al habitual… y todo ello se convierte en una experiencia fundamental en la formación.

Además, en verano se organizan muchos campus de deporte, entre los que destacan los que organizan las escuelas deportivas municipales, en los que pueden participar niños de todas las edades y que cuentan con monitores especializados. Entre las actividades que se llevan a cabo, destacan las relacionadas con la naturaleza, físico-recreativas, acuáticas y de aventura, además de organizar gimkanas, juegos alternativos y de campamento, talleres y expresión corporal. Suelen ser periodos intensos en los que la actividad física realizada es superior, por lo que los niños y adolescentes comienzan a entender la importancia de factores como la alimentación o el descanso y se fomentan costumbres saludables.

Son grupos a los que normalmente acceden participantes de diferentes ámbitos y, en muchos casos, niños que a lo largo de todo el año se han estado enfrentando entre sí, tienen ahora la posibilidad de convivir y entrenar juntos, fomentándose el compañerismo. El monitor no suele ser el mismo que tiene a lo largo de todo el año y así el niño experimenta otros estilos de entrenamiento.

Al disponer de toda la jornada, las actividades que se realizan no se suelen centrar en un único deporte. Asimismo, los niños intercambian experiencias y el ser parte de un grupo y de un equipo y aceptar esa responsabilidad es otra enseñanza fundamental que reciben, además de la disciplina, el respeto al prójimo, la puntualidad y la educación.

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