La cepa del verano

El otro día estaba pensando en qué vino combinar con el calor intenso que hay en el Paraguay. Muchas alternativas me vinieron a la cabeza, pero me detuve en una cepa y un estilo: el Torrontés, aquel vino blanco que tanto me cautiva y disfruto cada vez que descorcho una botella, y con pasión introduzco a mis amigos cuando me toca hablar de él.

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La historia nos coloca en el mundo enológico más de 4000 variedades de uvas diferentes, casi llegando a las 5000. De todas ellas, una sola variedad es autóctona de nuestro continente sudamericano: la variedad Torrontés, que después de los análisis de ADN realizados, hace menos de 20 años, tenemos una respuesta más exacta de cómo existe. Es el cruce entre el Moscatel de Alejandría (variedad blanca muy cultivada en las zonas altas de Bolivia y Chile) y la Criolla (una variedad tinta muy común de alto rendimiento en Argentina, conocida también como uva País, en Chile). Tanto el Moscatel de Alejandría como la Criolla fueron variedades introducidas por los españoles, pero estas fueron plantadas de forma diferente una por planta o gajo, y la criolla por semilla. Tiempo después apareció la uva Torrontés con tres genéticas diferentes: Torrontés Mendocino (uvas más chicas), Torrontés Riojano (la más tradicional) y el Torrontés Sanjuanino (que cada vez se está plantando menos).

Degustación

El estilo de vino que hace famosa a esta uva es el Torrontés de Salta, cultivado principalmente con la variedad Riojana que da como resultado un vino muy aromático y ligeramente amargo en boca. Yo la llamo “la uva mentirosa” y puede que por eso me apasiona tanto… Me sirvo una copa y sus expresiones aromáticas me llevan a recordar frutas tropicales, como el mburukuja, la piña, a veces la banana y siempre la miel está presente. Mi mente me trasporta a un vino dulce; es más, mis papilas gustativas ya sienten ese sabor dulzón en boca y, después de disfrutar de sus aromas, llega el momento de degustarlo. 

Lo acerco a mi boca, primer sorbo, ¡qué decepción! Mientras todo mi ser se preparaba para algo dulce, siento deslizarse por mi boca un vino ligeramente amargo… Como dice el GPS, “recalculando”… ¿qué pasó aquí? Pues nada, ese es el estilo característico del Torrontés, por eso le puse el apodo “el vino mentiroso” de mi parte y de forma muy cariñosa. 

Segundo sorbo, comienzo a analizar su estilo, fresco, cítrico, ligeramente amargo, con toques muy ligeros a miel, a mburukuya y la piña bien madura. Es tan intrigante que le cautiva a uno a querer seguir degustando y disfrutando del vino Torrontés.

Servicio

Este vino debe ser servido bien frío, siempre en una frapera con agua y hielo para mantenerlo a unos 6 ºC. Es el acompañante ideal para comidas frescas, como sushi, ensaladas verdes y bocadillos varios que comúnmente se sirven de aperitivo. 

La verdad es que el Torrontés es el vino ideal para comenzar y abrirle a uno el apetito o, como lo describo muchas veces, para disfrutar en la pileta bebiendo un vino fresco y agradable.

Lo bueno del Torrontés es que nunca encontrarás uno igual; se cultivan en regiones diferentes, alturas diferentes, con estilos de vinificación variados, así que si aromáticamente uno ya está cautivado, luego siempre espera la gran sorpresa al momento de probarlo, ya que todos son mentirosos y, de seguro, algo nuevo se descubrirá al degustarlo. Porque cada botella es única e intrigante y es por ello que no me canso de disfrutar de los vinos de esta cepa que, como dije más arriba, es la única autóctona de nuestro continente.

Apreciados lectores, a todos ¡salud!, hasta el próximo sábado y a seguir disfrutando de este loco verano lleno de lluvias, tormentas, calor, sol y hasta vientos frescos.

oligayet@hotmail.com

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