El hombre de éxito

Si la apariencia es capaz de vender un producto, una marca, ¿por qué no podríamos ganar credibilidad y poder a través de nuestro aspecto personal?

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Veamos algunas sugerencias enfocadas en que la imagen varonil proyecte mayor poder de influencia; cualidad que abre puertas en lo social, profesional, laboral y, principalmente, político.

Rasgos preponderantes

Colorimetría

Un hombre que domina la incidencia del color en su vestir se diferencia de cualquier otro, pues la armonía entre los tonos próximos al rostro y el cabello, los ojos y la piel, crea composiciones más favorecedoras. Un coach de imagen puede ayudarte a dar con los pigmentos que se correlacionan con tu coloración.

Qué cortes te lucen

Hay hombres empeñados en conocer de vinos o deportes sin analizar qué ropa les sienta. Detectando tus atributos y defectos sabrás qué resaltar y disimular. Los más admirados no son los que más gastan en marcas, sino los de mejor gusto en cuanto al estilo de las prendas de vestir. Estos factores, sumados a la higiene, simplifican el triunfo.

Escoger un traje:

La talla debe ser exacta y la hechura, de calidad. Son más caros, pero son preferibles dos buenos trajes que cinco malos. En corbatas y camisas se aplica lo mismo: mejor pocas y buenas a muchas malas. La calidad de los tejidos y sus cuidados conservarán estas piezas.

Trajes para:

- Flacos con talle corto: con dos botones.

- Flacos y altos: cruzados con corbatas a rayas diagonales –que ensanchan el torso–, pantalones con dobladillo doble o barra italiana.

- Bajos: con tres botones, pantalones rectos y zapatos oscuros.

- Rostros alargados: camisas de vestir de cuello italiano.

- Rostros redondos: nudos de corbata angostos.

Consejos:

La ropa y los complementos pertinentes para cada ocasión son infaltables en tu armario.

Afeitate o cuidá la barba. Unos estudios indican que inspiran respeto, pero para algunas mujeres es poco atractiva y envejece.

Sé siempre seductor y esbozá tu sonrisa el tiempo posible –ellas no gustan de pesimistas–.

Tu “saber estar” y “saber actuar” en todo lugar deben llamar la atención. No se trata de cambiar tu personalidad, sino de mostrar lo que querés que se vea.

Exteriorizá tus sentimientos –a ellas les gusta ver expresiones de emociones, como cariño, amor, pena, etcétera–.

Continuá tu formación profesional –ellas buscan con quién compartir, no solo alguien que ayude a cortar el césped o las lleve a cenar–.

Nunca transmitas prisa e inseguridad. Mantené la calma, aun con mil frentes abiertos.

Por último, aplicá lo descrito con convicción y de corazón. Si estás actuando, se darán cuenta.

Recuerda: a mayor imagen, mayor poder de influencia. La buena imagen siempre abre puertas.

Hasta la próxima entrega…

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