Diario de una motociclista

Ella quería hacer algo diferente, algo grande. Por eso decidió dejar el confort de su hogar y montarse a su moto para recorrer el mundo. En su segundo circuito alrededor del globo, tiene ya más de 180.000 kilómetros de aventuras atesoradas en su memoria.

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Anna Grechishkina, quien nació en Ucrania hace 39 años, inició su viaje por el mundo anhelando convertirse en la mujer con más kilómetros recorridos en solitario, sobre dos ruedas.

Conduciendo su moto logró viajar por siete continentes y conocer más de 70 países, entre ellos Francia, Alemania, Italia, Albania, Montenegro, Croacia, Suiza, República Checa, Austria, Bulgaria, Sudáfrica, Egipto, Kenia, Etiopía, Sudán, Argentina, Brasil, Bolivia y también Paraguay.

Anna vivía en su Ucrania natal y trabajaba como gerente de Recursos Humanos en un banco. Hasta que un día se dio cuenta de que no estaba haciendo lo que realmente quería. Fue entonces cuando decidió seguir su sueño: recorrer el mundo en moto. “No me gustaba mi trabajo en el banco, me parecía aburrido (…) siempre quise hacer algo grande y esa idea la mantuve durante mucho tiempo”, contó.

“Antes de empezar con el recorrido por el mundo, hice pequeños viajes en moto a diferentes países por un par de días, unas semanas, cuando tenía vacaciones (…) nunca quería volver a trabajar”, expresó.

Embarcarse en esta aventura no fue sencillo. Precisaba de un vehículo costoso para poder emprender los viajes en ruta que tenía planeado. La moto que utilizaba regularmente no reunía esas condiciones y conseguir el dinero para comprar una nueva era realmente imposible.

Solicitó a grandes marcas auspicio, pero no consiguió apoyo, principalmente porque era mujer y este tipo de actividades estaban mayormente asociadas a hombres.

Luego de unos meses de intentarlo, los representantes de la marca de motocicleta que conduce contactaron con ella y la contrataron para ser la imagen femenina de la firma. “En principio escribía para blogs, tomaba fotografías, o cualquier trabajo que me generara recursos, no fue fácil”, manifestó.

La travesía de Anna se inició en Europa, donde recorrió numerosos países. Para trasladarse a otros continentes recurre a barcos o aviones y una vez en tierra, va acumulando kilómetros y aprovechando las fronteras secas para ir de un punto a otro. “El mundo es un lugar maravilloso, hay tanto por conocer, por descubrir (…) también hay gente maravillosa que te ayuda a ver la vida de una forma única”, expresó.

Para esta gira alrededor del mundo, Anna tuvo que dejar el confort de su hogar y arriesgarse a sobrevivir en el camino. Se mantiene en contacto con sus familiares mediante las redes sociales y por teléfono. Todos están orgullosos de ella, según relató.

Aunque en principio no lo hizo así, actualmente planea cada viaje con antelación, anticipando las ciudades que visitará y las rutas que utilizará.

Anna tiene una gran presencia en las redes sociales a través de su página “I have a dream travel” (Tengo el sueño de viajar). A través de los contactos que mantiene mediante esta comunicación hace amigos y consigue sitios donde hospedarse. Muchas veces se aloja con amigos, otras familias y en ocasiones, en campamentos. Lleva una vida de nómada disfrutando del paisaje.

Además, en cada ciudad que visita Anna brinda charlas motivacionales buscando inspirar a las personas a seguir sus sueños. También acude a escuelas y colegios para hablar con niños y jóvenes y animarlos a trazarse metas y trabajar por conquistarlas.

“La gente se interesa en mis viajes, no solo los motociclistas, también las familias, chicos y grandes. Además, me gusta conocer todo tipo de personas, no solo los viajeros o los que gustan de andar en moto”, comentó.

Más allá de la belleza de los sitios que conoce, resalta que disfruta de conocer nuevas personas. “Mi mayor interés es conocer a personas, hacer amigos, porque cada persona tiene algo que aportar”, enfatizó. “Cuando me quedo en un lugar me gusta saber cómo esta personas viven, en la ciudad o en el campo. Me gusta hablar con la gente, escuchar sus historias y conocer sobre ellos”, señaló.

Anna dice que no puede elegir un país favorito sin embargo comenta que le gusta Sudamérica por el clima, la música, la comida y el lenguaje. “Aquí (Sudamérica) la gente es más abierta, no te sentís como un extraño (...) siempre tratan de ayudarte”, comentó.

Viajar sola es un gran desafío puesto que en todo camino existen riesgos, pero ella se siente orgullosa de poder sobrellevarlos. En su experiencia, los sitios más inseguros en los que estuvo fueron en Centroamérica. Felizmente, gracias a la advertencias y el cuidado de sus amigos, hasta ahora no tuvo mayores problemas.

Desde que comenzó su viaje, Anna acumuló 180.000 kilómetros. Necesita llegar a los 300.000 para batir el récord Guinness. Su anhelo es conseguirlo o más bien, tener una excusa para seguir rodando hacia diversos destinos. ”La primera vuelta al mundo la terminé el año pasado. Este es el segundo viaje que hago a través de los continentes”, dijo.

Anna anhela batir el récord Guinness siendo la mujer que más kilómetros recorrió sola en motocicleta. En su brazo tiene tatuada la frase “I have a dream” (“Tengo un sueño”), el mantra que la inspira en su recorrido.

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