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Obtener informes sobre el índice de lectura, el comportamiento del consumidor de medios o sobre la producción de libros es muy difícil en Paraguay. Todos los cálculos son “a ojímetro”. Por ejemplo, los editores o personas relacionadas al ámbito de la literatura repiten constantemente que el paraguayo consume 0,25 libros por año, en promedio.
En realidad, no hay un asidero científico para tal afirmación. El único dato oficial se encuentra en un informe de la Organización de Estados Iberoamericanos, que publicó su “Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales de 2013”. Allí se cuenta que el paraguayo lee un promedio de 3,1 libros por año.
El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), con sede en Bogotá, Colombia, es una dependencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que recientemente publicó un reporte sobre la producción de libros y revistas en la región en conjunto con la Cámara del Libro Asunción Paraguay (CLAP).
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Para contextualizar, el informe se realizó en base a los registros oficiales que los editores —y en algunas ocasiones los autores— hacen cuando pretenden hacer una publicación, sea libro o revista. Cada documento de esta característica tiene un número, el International Standard Book Number (Número de libro estandarizado internacionalmente), conocido como ISBN.
Este número, el ISBN, permite la identificación de cada título o producción de los editores de diferentes regiones del mundo, una especie de unificación mundial de la producción. La concesión de este número en Paraguay corresponde, desde 2016, a la Biblioteca Nacional.
En 2017, Paraguay ocupó solo el 0,5% de la producción total de América Latina en cuanto a registro del ISBN con 868 obras. El que más registró fue México, con 25.636 (14,73% del total de América Latina), le siguieron Colombia, con 16.074 (9,34%) y Perú, en el tercer sitio, con 6.202 obras (3,60%).
Desde 2013 al 2017, Paraguay registró 4.042 números ISBN, es decir, libros o publicaciones. En América Latina, en este mismo plazo, se registraron 878.883 obras, lo que le deja a nuestro país con solo el 0,45 de la producción regional.
Si bien la Biblioteca Nacional es la que se encarga de hacer estos registros, es importante aclarar que el número ISBN no es obligatorio para poder hacer una publicación.
De todos estos años, 2014 fue cuando menos obras se registraron, con 698, y 2017 lidera el recuento, con 868. La tendencia es siempre inferior a las 900 obras por año.
La empresa editora que más obras registró en 2017 fue Servilibro, con 100 libros. En segundo sitio está la editorial Arandurã, con 79, y en tercero está Santillana, con 71 obras. La editorial Atlas, El Lector e Intercontinental son también algunas de las firmas incluidas en la lista de ese año.
En cuanto a la categoría de los registros, la mayoría de los identificadores de cada libro fue colocado en el rubro de “generalidades”, con 269 ejemplares. Le siguen “filosofía”, “religión”, “ciencias sociales”, “idiomas”, “tecnología”, “artes”, “literatura” y “geografía e historia”.
Asunción y Central lideran la zona en donde fueron registrados los libros en 2017, con 852 de los 868 números ISBN. En cuanto a los editores universitarios, la clasificación de 2017 la lidera el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica (Ceaduc), con 10 ISBN y 32.655 ejemplares. En segundo sitio está la Universidad del Norte, con cinco ISBN y 10.108 ejemplares de publicaciones.
En la categoría de entes públicos, el Ministerio de Salud Pública es la institución que más ISBN registró en 2017, con 21 y 34.355 ejemplares, aunque el que más ejemplares editó —algo que parece lógico— es el Ministerio de Educación y Ciencias, con 67.658 ejemplares y 13 registros de ISBN.
Finalmente, y en contraparte a los libros impresos, el registro de libros digitales también creció en los últimos años: de 25 en 2013 saltó a 73 en 2016 y a 76 en 2017, aunque sigue habiendo una gran diferencia a favor de las ediciones impresas.