Por boca de Coti

El cantautor argentino Coti Sorokin muestra al mundo “Lo Dije x Boca de Otro”, álbum con diez canciones de su autoría, popularizadas por distintos intérpretes en los últimos 14 años. El músico habla del disco, que cuenta con la participación de Fito Páez.

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Diez años atrás, el argentino nacido en Rosario, Argentina; y criado en la ciudad entrerriana de Concordia, irrumpía al mercado discográfico de la mano de “Coti” (Universal, 2002), su primer disco. Con canciones como “Antes que ver el sol” y “Nada fue un error” –grabada junto a Andrés Calamaro–, el autor radicado en Madrid, España, iniciaba una carrera solista, fruto de una larga experiencia.

Su amplio recorrido en la escena musical argentina incluyó la formación de su propia banda en Rosario (“Luz Mala”), hasta un desempeño como maestro de música rural y profesor de guitarra particular.

Luego de instalarse en Buenos Aires, no tardó en convertirse en un elemento primordial de la industria: pasó de compositor de jingles, hasta guitarrista de Javier Calamaro, bajista de Andrés Calamaro (“Honestidad Brutal”) y productor de bandas como Enanitos Verdes y Turf.

En su etapa de compositor, escribió éxitos para intérpretes como Natalia Oreiro, Enanitos Verdes, Diego Torres y Laura Miller. Tiempo después, se sumarían íconos del pop como Paulina Rubio y Enrique Iglesias.

En el sexto álbum de su carrera, Coti se propuso escarbar en sus apuntes y melodías para reencontrarse con el repertorio creado para otros. Popularizado por distintos artistas, de variados géneros y todos llevados al grado de “hit” en distintas geografías.

El álbum cuenta con canciones como “¿Dónde Están Corazón?”, “Color Esperanza”, “Lento”, “Te Quise Tanto”, “Luz De Día”, y “Me Muero de Amor”, grabados originalmente por Enrique Iglesias, Diego Torres, Julieta Venegas, Paulina Rubio, Enanitos Verdes y Natalia Oreiro, respectivamente.

Grabado y mezclado en Madrid, y masterizado en Nueva York por Tom Coyne (Adele, Usher, Beyoncé), la producción cuenta con Fito Páez, Enrique Iglesias, Dani Martin (El Canto de El Loco) y Didi Gutman (Brazilian Girls) como invitados.

–Todas las canciones de “Lo Dije x Boca de Otro” gozaron, en sus versiones originales, de amplia rotación radial. El éxito de los temas en la voz de su propio autor, supone un poco reemplazarlas e instalar esta nueva versión al inconsciente colectivo…

–Mi idea no es cambiar ninguna imagen acerca de estas canciones, sino más bien aportar mi visión, que es una visión nueva y yo creo que autorizada de este repertorio. Pero ni para desbancar, ni para competir, simplemente para convivir. Creo que en muchos sentidos en música estamos acostumbrados a que haya muchas versiones de canciones, y esa es un poco la idea, ¿no?

Luego, yo creo que en el público, de alguna manera, habrá gente que gustará, y gente que no; pero me parece que eso ya es parte de cualquier hecho creativo.

–Incluso ocurrió un fenómeno a la inversa con tus canciones. “Tu nombre”, por ejemplo, fue grabada primero por Luciano Pereyra; sin embargo, alcanzó al grado de ‘hit’ con tu versión grabada junto a Julieta Venegas…

–Exacto. De todas maneras, para mí el éxito es lograr canciones con las cuales yo me siento muy identificado; que fue un trabajo muy duro, arduo y que llegó a muy buen puerto. Esa era la idea.

–La mayoría de las canciones vienen de tu etapa exclusiva de compositor. ¿De qué manera un intérprete puede subir o bajar, darle un valor agregado o reducir una canción?

–No me ha pasado. Estamos hablando de un mundo profesional, donde hay un piso bastante alto ya; donde, en general, la gente que ha grabado canciones mías son artistas populares y reconocidos, y que tienen un piso de aporte interpretativo muy bueno. En muchos casos excelentes, en muchos casos sublimes. Pero estamos partiendo de una base ya muy alta, y yo creo que eso las canciones siempre agradecen. Además que estamos hablando de un repertorio que sí ha logrado conectar a través de la gente que lo ha cantado. Ha logrado conectar. Entonces parece que ha sido bienaventurado, en general, este repertorio, que por eso lo elegí.

En la palabra “otro” está inmerso no solo los otros artistas o intérpretes que han grabado estas canciones, sino “el otro” que de alguna manera alguna vez se expresó a través de palabras que yo escribí.

–¿Cómo fue la tarea para seleccionar estas diez canciones de tu amplio repertorio?

–Fue duro y largo. Largo porque estuve ‘maqueteando’ muchas canciones, y muchas de esas canciones que tenía decidido absolutamente también les di muchas vueltas. También grabé muchas versiones, entonces fue un trabajo bastante largo. Mucho más largo que si fueran canciones originales.

Las canciones ya estaban, pero lo que faltaba era todo un proceso de acercamiento hacia el repertorio, y acercar el repertorio a mí; y también de bucear un poco en mis apuntes del pasado, y en las grabaciones del pasado, en los momentos en que yo compuse estas canciones, y ver un poco qué era lo que latía en mí, cuáles eran las emociones que me movían a escribir todo esto como para tratar de entrar a ese mundo, de ese momento. Y, a la vez, tratar de actualizar, darle un toque creativo, tratar de potenciar las canciones en mis versiones.

–En cuanto a las versiones del disco, muy trabajadas desde la producción, ¿cómo preparás llevarlas al directo?

–Hemos grabado el video de “¿Dónde están corazón?” en directo, tocando con la banda. Es una versión diferente al disco. Ya hemos ensayado todo. No solo hemos grabado este vídeo, sino que hemos tocado todo el repertorio de diez canciones, con lo cual ya tenemos ahí una base de cómo va a ser el directo; ya está eso registrado y grabado, y en vídeo también, con lo cual todos los clips de cada una de las canciones vamos a ir lanzando la versión en vivo.

–¿Confesarías cuáles fueron las canciones que estuvieron a punto de entrar al disco, pero que finalmente no se editaron?

–Me pasó concretamente con una canción que terminó siendo un track exclusivo de iTunes, que es “Cuesta arriba, cuesta abajo” (candombe grabado en 2002 por Natalia Oreiro); y grabé una versión absolutamente acústica, tocando la percusión del candombe, la guitarra, armando todo como una polifonía, grabando todo yo solo con una guitarra clásica.

Luego hay otras canciones, como las que hicimos en su momento con Javier Calamaro. Hay mucho repertorio que hicimos con Julieta Venegas. Hay muchas canciones, como por ejemplo “Olvidarte”, que escribí con Marciano (Cantero) para Enanitos Verdes. Me encanta esa canción, la amo a esa canción. Estuvo a punto de entrar. Hay muchas, en realidad. Pero siempre hay posibilidades de hacerlo más adelante…

–Es el sexto álbum de tu carrera, y el tercero producido ciento por ciento por Coti y, además, como multiinstrumentista. ¿Es esta la mejor manera de hacer tu música?

–Es una manera. A mí me gusta mucho tocar en directo. De ese extremo del trabajo en laboratorio, al extremo del directo. Son las dos opciones.

De hecho, este disco lo grabé casi en los dos formatos. El disco en sí está grabado en mi casa como multiinstrumentista, y luego hemos grabado una versión de estudio que todavía no se conoce, tocando con la banda en directo, que es muy bonito.

–Sin buscar un género –sabemos que te gusta ir del pop, al rock, al reggae o al tango–, definitivamente, este es el disco más pop de tu carrera. ¿Lo pensaste desde el inicio, o fue fluyendo?

–Es un disco que yo sabía, desde antes de empezarlo, que iba a ser más pop, porque ya el repertorio te lo demarca, ¿no? Creo que hubiera sonado pretencioso llevar todas estas canciones hacia una sonoridad más rockera. Hubiera sonado pretencioso y antinatural, y era lo que yo no quería. Yo quería que suene fluido, y llevarlo acorde al repertorio, que es definitivamente pop.

Hay algunos guiños más rockeros, pero hay reggae, hay tango, hay también un lado más ecléctico, y algunos guiños más rockeros, como ‘Me muero de amor’ o ‘Algo está cambiando’, que es una versión como más Hendrix, con más guitarras… Pero, evidentemente, sí, creo que es el disco más pop que hice.

–¿Cómo se dio la colaboración de Fito Páez?

–Con Fito nos vimos en Madrid, pero luego la grabamos en Buenos Aires. En Madrid estuve con Fito, dimos una charla en Casa de América (Madrid) acerca de ‘La palabra cantada’; y esa misma noche nos fuimos a cenar y hablamos de proyectos. En ese momento le comenté el proyecto, y más adelante le mandé un par de canciones, le propuse hacerlo. Y tuve toda la suerte y la bendición del mundo de que haya dicho que sí, y luego me vine a grabar a Buenos Aires.

–¿Cómo fue el momento en que la escuchaste? ¿Emocionante?

–Sí, por supuesto, porque lo que significa Fito para los músicos de mi generación… es un referente indiscutible, y la verdad que es emocionante tenerlo y escuchar esta versión tan bonita, que para mí tiene ese aporte mágico de él de cómo lo canta, cómo empieza esa canción. Me parece fantástico.

–Además se los escucha como muy hermanados, parece un encuentro de amigos…

–Sí. Tal es así, que para la versión terminé escribiéndole al final unos versos especiales para que él los recite. Y, bueno, para mí es una de las perlas del disco.

–¿Alguna anécdota que defina a una canción del disco?

–La versión de ‘Color Esperanza’: yo estaba dando muchas vueltas, incluso pensé no ponerla, por toda la carga que tiene la canción; pero en un momento la escucho a mi hija pequeña Leyre (de 5 años) cantando ‘Color Esperanza’; entonces le pregunté qué era eso que estaba cantando, y ella me respondió que era una canción que le habían enseñado en el colegio. Y eso a mí me sorprendió, por supuesto que para bien. Y le pregunté: “¿Sabés quién canta o quién escribió esa canción?” Y me dice: “No, papá, cómo yo voy a saber eso”. Y entonces me dio mucha gracia, y me dio la pauta, de alguna manera, de que es una canción ya popular, incluso hasta anónima, ya incorporada en el cancionero, en los chicos, en la gente que no le interesa quién cantó la canción. Y entonces dije: “Bueno, voy a grabar una versión para los chicos”.

Incluso los convoqué a ellos. Le agregué una parte nueva con estos coros medio ‘Peace and love’, y terminó siendo la versión definitiva del disco, un poco inspirado en eso, en esa versión casi colegial… Y, de hecho, la versión que grabamos en vivo, convoqué a un coro de un colegio de Buenos Aires a cantarla conmigo.

–Con muchas de estas canciones ocurre que la gente las conoce y retiene, pero en ciertos casos no asocia al cantante…

–Sí, me pasó con muchas canciones que la gente la escuchaba y me decía que era muy conocida pero no la asociaba. Y eso era un poco la idea. Darle una vuelta de tuerca a la versión.

–Paradójicamente, en general son pocos los compositores que llegan a la masividad, como intérpretes, por sus propias canciones. En tu caso, ocurrió con canciones inéditas, desde el primer álbum, y recién ahora, diez años después de empezar tu carrera, te interesa grabarlas…

–Eso es por una cuestión de códigos también. Una cuestión de códigos que yo respeto, que nadie me lo impuso, pero que para mí existe. Y aparte, por una cuestión de ganas. A mí realmente no me interesaba sentirme identificado por otro repertorio, porque realmente es un repertorio con el que yo fui colaborando, entonces no lo sentía tan propio. Sentía mucho más propio todo el otro bagaje que yo venía haciendo. Pero después de haber tomado mucho más tiempo, después de haber generado una marca y que mucha gente me conociera por muchas canciones de mis discos, compuestas originalmente para mis discos, me parecía que era sí el momento para grabar este repertorio, buscarle la vuelta interpretativa.

–¿De alguna manera sentís que tocaste el pico máximo en la fibra popular, como autor?

–No sé, yo pienso que siempre hay más, siempre hay más para hacer. Yo creo que la carrera de cualquier artista tiene sus picos de conexiones. La palabra éxito me parece un poco… no me gusta. Éxito para mí suele ser otra cosa que para los demás no es; para cada persona cambia un poco el significado. Se suele confundir con el exitismo también. Yo creo que cualquier artista tiene sus picos de conexión con el público. Me parece que debe ser normal porque uno tiene sus momentos donde quiere expresar cosas que tienen más que ver con el inconsciente colectivo, cosas que tienen más que ver con el inconsciente propio; y va jugando con eso. Y eso me parece que es algo maravilloso.

Yo escucho un disco como “Gatos y Palomas” (2007) y me parece un disco hermoso, por más que haya conseguido en cifras quizás menos resultados que otros. Pero yo lo volvería a hacer exactamente igual. Me parece que eso tiene que ver con la riqueza que uno tiene para decir, y hay diferentes matices y momentos.

–Para “Nunca Tendré” (“Malditas Canciones”, 2009), grabaste una versión donde cambiaste expresiones como “barro y hierba”, en lugar de “barro y mierda”; o “de nuevo hora” en lugar de “nueva droga”. ¿Qué influyó en esas concesiones?

–Esa versión fue para Estados Unidos. El “país de la libertad” que es el país que más censura. Entonces me habían censurado la versión, y yo le cambié “mierda” por “hierba”, que es peor todavía… porque estaba hablando de la marihuana.

Entonces me resultó hasta chistoso poner una versión que para mí, metafóricamente, significaba algo más fuerte. Pero como no decía “marihuana”… Fue una versión para Estados Unidos, el único lugar donde sonó, porque es el país con más censura.

–La industria musical, definitivamente está cambiando. Entre recortes presupuestarios de las multinacionales, los artistas nuevos son cada vez menos grabados… los nuevos talentos son casi anulados. ¿Cómo ves el presente, incluso artísticamente?

–Lo veo un poco confuso. Me parece que hay un mar de información, una marea… está demasiado movida la cosa. No se sabe ni de dónde viene ni hacia dónde va.

La instantaneidad que está consiguiendo información, yo no vería algo necesariamente positivo. La instantaneidad muchas veces devalúa el hecho artístico, la creatividad. Entonces, no necesariamente me parece que ahora haya más información que antes. Cuando era chico había vinilos, y sin embargo yo recuerdo que en una ciudad como Concordia, donde me crié, una ciudad chica, en la otra cuadra de mi casa había una disquería y tenía muchísima información. Yo no sentía que me faltara nada. Y ahora hay un acceso instantáneo a miles de cosas, pero que a nadie le interesa acceder. O a muy poca gente.

Se ha devaluado mucho el interés hacia lo creativo, en pos de cantidad. Se le da más importancia a la cantidad, la instantaneidad, la rapidez, y no a la perfección, la creatividad, a la oportunidad.

–Durante este largo proceso de producción del nuevo disco, ¿estuviste escribiendo? ¿Hay nuevo material, pensando en un nuevo álbum?

–Sí. Estuve escribiendo. Tengo varias canciones, 8 canciones nuevas. Pero, bueno, me falta seguir. Yo siempre necesito tener mucho más de lo que grabo compuesto. Así como “Malditas Canciones” (2009) fueron 15, 17 canciones, quizás el próximo también sea así. No lo sé, ya veré, pero tengo canciones.

–Paraguay siempre estuvo muy ligado a tu carrera, desde los inicios. ¿Cómo recordás al público paraguayo?

–Con mucho cariño. Fui a tocar desde el segundo disco. Han sido un público, creo que –por lo menos desde aquella época y creo que ahora también– selecto pero muy fiel, siempre me han demostrado mucha fidelidad, en las 2 o 3 veces que fui, de estar ahí, presente y demostrar cariño y saber todas las canciones.

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