Tana Schémbori: El alma femenina de “7 Cajas”

Codirectora junto con Juan Carlos Maneglia de la película paraguaya “7 Cajas”, Tana Schémbori revela las intimidades del filme más taquillero del cine nacional, al que aportó su arte y visión femenina.

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“Demasiado quiero hacer un 'thriller' de acción tipo hollywoodense, pero paraguayo”, fue lo que le dijo su compañero de aventuras Juan Carlos Maneglia. Ella no dudó un minuto, y así empezó todo. Un camino a lo insospechado que desembarcó en las salas de cine en agosto de este año con resultados a la vista: más de 160.000 personas vieron la película en su primer mes, superando el récord local que solo James Cameron había logrado antes con “Titanic”.

Como suele ocurrirle en la vida a cualquier mortal, Juan Carlos y Tana no pasaban por un buen momento. Pero esa crisis, para estos valientes, significó una oportunidad.

“Estábamos con un proyecto que se llamaba ‘La Santa’, y estábamos muy ‘bajoneados’ porque era un proyecto muy caro. En el 2004 lo dimos de baja; no veíamos nosotros una posibilidad de hacer la película. Y Juanca me dice: ‘Tengo una historia, súper sencilla, sobre un carretillero al que le entregan 100 dólares, que le rasgan la mitad’. Eso me generó un entusiasmo tan grande…”, confiesa Tana.

Años más tarde, Maneglia terminó el guión y entonces se afianzó el proyecto con Victoria Ramírez como productora ejecutiva. “Ese fue el segundo impulso importante porque se mantuvo el proyecto, y se le dio forma, con la venta. Después dijimos: ‘Vamos a asociarnos’, y cada vez se hacía más cercana la posibilidad de hacerla, y esa unión hizo que la película se haga”.

Ella –jovial, entusiasmada, verborrágica, actriz desde los 6 años– se convirtió así en piedra fundamental de un proyecto compartido con su amigo y colega desde tiempos en que compartían labores en “La Disputa” (1990), de Agustín Núñez, y empezaban a contar historias en cortometrajes como “La clase de órgano” (1990) o “Artefacto de primera necesidad” (1996).

Ella, sin dudas, es la mirada femenina de estos proyectos, donde –por supuesto– sobresale la incipiente “7 Cajas”, el primer largometraje de la dupla, tras su exitosa experiencia televisiva con telecomedias como “González vs. Bonetti” (2005) y “La Chuchi” (2006).

Alrededor de ese oficio compartido en las distintas atmósferas del audiovisual –desde comerciales por encargo hasta ficciones para cine y televisión–, Tana aportó su visión particular del mundo.

“En ‘7 Cajas’ está la historia del coreano joven que se declara; la del travesti, cuando está con la pareja y le miran… Está el discurso de Liz, cuando le dice que ‘la mujer vale, nunca te olvides de eso’. Fueron cosas que fui metiendo… No es muy común y, de hecho, no hay carretilleras en el Mercado. Y yo le dije a Juanca: ‘Yo quiero que haya carretilleras, ¿por qué no va a haber?’ ¿Vos sabés que ahora ya se ve a varias chicas con carretillas?”, comenta Tana, sobre su aporte femenino al filme.

Durante el proceso creativo, reconoce que las etapas que más disfruta son la de posproducción de audio y edición. Pero, sin dudas, su momento de inspiración se enciende cuando trabaja mano a mano con los actores.

“Nos íbamos al lugar y analizábamos el casting, el trabajo con los actores; las previas, traducir el guión a la forma de hablar de cada uno; si habla más en guaraní o en castellano, el “lunfardo” del Mercado mismo, el “jopara” especial del Mercado. (Los actores) me traían esa investigación e iba ensayando con ellos. Yo hacía esa parte, porque ya sabía lo que Juanca planteaba a nivel de cámaras, entonces nos plantábamos y arrancábamos”, dice.

Pero la admiración y cariño hacia su compañero hacen que solo palabras de elogio le broten al hablar de él. “Realmente es una película de Juanca. Él me invitó a dirigirla con él, y me siento muy honrada, pero yo realmente creo que es su película, es su visión, y todos los que trabajamos con él colaboramos y la enriquecimos”.

“Juanca es muy generoso”, subraya. “Le dio a mucha gente a leer el guión; por eso creo que el guión creció mucho. Un grupo de gente leyó el guión, le hizo la crítica y, cuando estaba rodando, lo seguía modificando. No es que se hace lo que él dice nomás…”, comenta.

Sobre su escena favorita de la película, Schémbori apunta: “A nivel de sonido, me gusta mucho la de la persecución en el estacionamiento; me gustó muchísimo lo que logramos ahí. Y toda la escena final de tiroteos también fue muy difícil de grabar. Y creo que una de mis escenas favoritas fue toda la secuencia del travesti. Me encanta toda la escena de Beto (Ayala). También la del robo del celular”.

Fallecido el 30 de julio pasado, Tana recuerda a Beto Ayala como un actor “intuitivo” y “maravilloso”. “Ya habíamos trabajado juntos –en “La Chuchi, por ejemplo– entonces, sinceramente, no le dirigimos mucho porque era tan brillante que ya me proponía de entrada. Se puso la ropa y me propuso la escena; casi no hubo marcación, no hubo una construcción del personaje porque Beto de taquito manejaba el tema. Fue súper lindo, fue muy lindo trabajar juntos…”, remarca. “Esa vez él estaba contento, feliz. Me acuerdo que cuando hicimos la escena, me dijo: 'No quiero ver'. Y en octubre (del 2011), cuando volvíamos de España, la vio y le dijo a Juanca: “Dios mío, ¡qué decadente que me veo!” (Risas).

-¿Cuál fue la etapa más difícil alrededor de “7 Cajas”?

-La posproducción; esa etapa también previa al estreno: porque la plata ya no te alcanza. Necesitás plata. La película es un barril sin fondo, y nosotros le dimos el tiempo que podíamos, porque vivimos de los comerciales. Entonces era dividirnos en 50 partes.

Creo que desde enero (de 2012), que se tuvieron que ir a España, y después nació mi bebé, fueron meses muy duros. Teníamos que ver el estreno, y teníamos que trabajar porque no había más plata.

-¿Cómo manejan hoy el éxito de la película con las recaudaciones?

-La gente dice “tantas personas ya vieron la película y qué millonarios se volvieron”, pero no es así. El 50 por ciento (de lo recaudado) va para las salas y la mitad para la película.

Si uno hace los cálculos, los 650 mil dólares (del presupuesto total) todavía no lo recuperamos. Porque eso no incluye viajes, copias que hay que enviar a las competencias… Muchos festivales no te pagan los pasajes, te pagan solamente estadías.

Me acuerdo que (Marcelo) Martinessi, Paz (Encina) y Renate (Costa) nos decían el tema de que se gasta mucho en la distribución de la película. La película no se termina con el estreno; todo el tema del recorrido te da un gasto enorme y, como no tenemos experiencia, no lo contemplamos.

-El premio de “Cine en Construcción”, en ese sentido, fue un aporte importante…

-Nos ayudó muchísimo. Fue algo maravilloso, pero también un ‘aka rasy’, porque el premio te ofrece todo el servicio, pero cómo viajás, cómo te mantenés ahí, depende del director de la película. Y es plata. Se tiene que ir el productor de audio, de imagen y uno de los directores. Hay que pagar eso, y en Europa. Nosotros hablamos de que el premio son 100 mil euros, que es mucho, pero también es mucho el gasto que implica.

-¿Qué rescatás de las exhibiciones en el Festival de Toronto?

-Lo que más rescato es que si “7 Cajas” acá gustó, es porque la gente se identificaba en la forma de hablar, en los elementos locales. Allá eso, que era tan nuestro, tenía tanta universalidad ¡que se reían! Por ahí se perdían con palabras como ‘bolané’, ‘nderakóre’. ¿Cómo traducís eso? Pero había cosas universales, como las escenas del coreano, el robo del celular, la historia en sí. El relato es tan universal que generó las mismas reacciones.

Comprobar eso fue muy fuerte. El primer día de exhibición aplaudieron el final. La misma presentadora de Toronto dijo que hace muchos años que no se aplaude una película así y que tanta gente se quede para el debate. Me emocioné hasta las lágrimas.

-Las reacciones, tanto del público como de la crítica internacional, fueron positivas. ¿Ves a ‘7 Cajas’ ganadora de un premio, como el de la gente?

-¡Ojalá! Los premios son espectaculares, te abren las puertas. Para nosotros, el estar en Toronto y en San Sebastián es tan importante ya… y de verdad, no es que “no importa el premio”, ¡importa!

La programadora de Toronto, cuando nos fuimos, nos dijo: “Yo programé esta película y, cuando programé, me dijeron “¡¿Paraguay?!”. Pero ella les dijo: “Créanme que va a valer la pena”. Siempre tenemos que demostrar que podemos. La idea es demostrar que Paraguay puede. “Yo solamente quiero que me den la oportunidad, y que la vean”, dijo. Entonces la vieron, y se enamoraron.

-La crítica, en general, coincide en que el personaje de Nico García no terminó de construirse o al menos no terminó de definirse en pantalla. ¿Coincidís con eso?

-Con Nico hicimos el personaje más contrastado que tiene la película, y este tipo de personajes genera dos extremos: cariño, amor u odio. Una agente de prensa me dijo que el personaje que más le gustó fue el de anteojos y lentes. Es un personaje del que vos te enamorás u odias.

A nivel personal me gustó mucho el trabajo de Nico, y hay muchos personajes como él en el Mercado. Hay gente más caracterizada incluso. ¡Hay de todo! Había un exboxeador que estaba mucho más caracterizado que él.

-La película seguirá su recorrido con San Sebastián. ¿Cuáles son las expectativas para el festival?

-Nos pasa lo mismo que en Toronto. Ver si el mensaje llega a un público diferente. Con San Sebastián buscamos que realmente el estreno en España se concrete.

A diferencia que con Shoreline, que son los que tienen los derechos de distribución, la expectativa ahora es concretar el estreno en Madrid. Se concretó ya en Inglaterra, pero la idea es estrenar lo antes posible en Madrid.

Así como tenemos un público nacional, queremos un público internacional. Queremos que se vea en todos los lugares posibles, y también, por supuesto, ahí vamos a recuperar la plata. Ahí se vende y vamos a poder recuperar, y eso implica, no llenarnos de plata, sino que poder hacer otra película y ver cuál es tu próximo proyecto. Es importante que nosotros podamos recuperar y ganar, también económicamente,

-¿Cuáles son los planes para esta nueva etapa de exhibición? ¿Se prevé un estreno en los Estados Unidos?

-Shortline, la distribuidora, la vendedora de la película, está viendo eso, y ahora entiendo que son distintos distribuidores según los países…

En Inglaterra, por ejemplo, es otra la casa de venta, hace que se negocie. Ahora, por ejemplo, en Londres, no vamos a estar finalmente en el Raindance Film Festival (N. de la R.: festival donde “7 Cajas” fue seleccionada para competir como Mejor Película Internacional).

No vamos a estar finalmente porque se vendió a Inglaterra e Irlanda a la compañía Arrow Films, que pide exclusividad para las exhibiciones.

-Tu alma de actriz quedó brevemente registrada en la película. ¿Cómo surgió tu participación especial?

-(Risas) Desde el inicio dijimos eso, con Richard (Careaga) y Juanca. Richard está al final, en una escena, y Juanca es policía en la escena con Beto Ayala; pero no se le ve mucho (¡y tampoco quería él!).

Nosotros le admiramos a Alfred Hitchcock, que siempre aparecía en sus películas, y dijimos que íbamos a hacer lo mismo.

Así es Tana. Fresca, franca, inquieta, sin concesiones. Humilde y agradecida, hoy sabe –y más que nunca– que es posible enarbolar la bandera del cine nacional, pese a las dificultades y contra todo pronóstico, acompañada por Juan Carlos Maneglia, su fiel compañero, en quien reconoce a su verdadero mentor y maestro.

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