Laura Baumeister: Una de las bases del artista es la libertad de expresión

"Una de las bases del artista o de las voces es la libertad de expresión, es poder decir lo que se piensa, argumentarlo y entrar en un debate", señaló la creadora de "La hija de todas las rabias", su ópera primera proyectada recientemente en el Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Ginebra.

Se trata apenas de la cuarta película de ficción que se realiza en Nicaragua, y el primer largometraje que distingue a una cineasta mujer nicaragüense.

Nicaragua es conocida como "tierra de poetas" y Baumeister (Managua, 1983) comenta que hay muchos escritores, cineastas y otros artistas que trabajan desde el extranjero, lo que no tiene necesariamente que ver con la agitación que se vive en su país, sino porque en el caso del cine la industria más próxima se encuentra en México.

"De hecho yo me fui a México a estudiar y terminé quedándome, es un movimiento un poco orgánico en mi caso", comentó.

En la ciudad helvética, Baumeister admitió la existencia en Nicaragua de "una agenda discursiva bastante homogéneo en todas las esferas de la sociedad y que han tenido un impacto, el de acallar voces".

UNA ODISEA EN EL MAYOR VERTEDERO DE NICARAGUA

En su película, Baumeister explora un territorio de pesadilla que la marcó durante su infancia y su adolescencia, el vertedero de La Chureca.

Este enorme basurero de casi 42 hectáreas es uno de los más grandes de Centroamérica, y en él viven las dos protagonistas de esta ficción, Lilibeth y María, una madre y una hija que se dedican a la comercialización de desechos que recogen en el vertedero.

Tras una serie de acontecimientos enmarcados en un escenario de protestas en el país, Lilibeth se ve obligada a abandonar a su hija en una factoría donde se somete a los niños a trabajos forzados.

“La hija de todas las rabias’ centra su atención en una relación entre una madre y una hija y en cómo la segunda tiene que hacerle frente a la desaparición de su progenitora con su imaginación y su resiliencia”, explica la cineasta.

Baumeister ve en esta odisea un reflejo de las distintas crisis globales que atraviesan Nicaragua y otros países del mundo, como la crisis climática o el trabajo infantil.

ÉXITO SIN FRONTERAS Y SIN EDADES

Precisamente por esos enfoques, la película ha participado en el festival de cine de Ginebra, que combina cine y derechos humanos, aunque no es el primer certamen en el que ha estado presente el film, ya que antes ha estado presente en otras plataformas prestigiosas como los festivales de Toronto o San Sebastián.

“Siento que la película está teniendo una buena recepción entre la gente más mayor en Europa” afirma Baumeister, que liga el éxito del film en esta generación al vínculo ideológico y sentimental del mismo con la Revolución Sandinista.