Libia, sumida en el caos tras 10 años de una guerra civil que no acaba

Diez años después de que la revuelta en Libia, apoyada por la OTAN, acabara con 42 años de dictadura de Muamar Gadafi, el país sigue sumido en el conflicto y el caos y la población está cada vez más empobrecida.

El control de territorios en Libia
El control de territorios en Libiagentileza

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TRÍPOLI (AFP). El proceso de reconciliación auspiciado por la ONU ha generado una cautelosa esperanza de que el último alto el fuego traiga una paz duradera, aunque el país está dividido en dos campos rivales con sus propias milicias, mercenarios y apoyos externos.

La caída de Libia en la anarquía desde 2011 ha dejado exangüe a la población y ha convertido al país en el principal centro de tráfico de migrantes del norte de África, desde donde decenas de miles de personas tratan de llegar a Europa en peligrosos viajes en barco.

En Libia, la revuelta popular concluyó a final de ese año con la muerte de Gadafi, que fue capturado y asesinado en una alcantarilla.

Pero, el final de sus 42 años de dictadura sembró el caos que desestabilizó a la región inundándola de armas y milicianos y, con los años, dejó a Libia, un país de siete millones de personas, bajo el control de docenas de milicias que se venden al mejor postor.

Los yihadistas también aprovecharon el vacío en la seguridad, y el grupo Estado Islámico organizó ataques desde su feudo en Sirte, en la costa central, contra turistas en Túnez en 2015 y 2016.

Libia está ahora dividida en dos campos rivales basados en las regiones clave de Tripolitania, en el oeste, y Cirenaica, en el este, que eran ya centros de poder antes de la creación en la época colonial del estado libio.

En el oeste, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por Naciones Unidas, se asentó en Trípoli en 2016. Está apoyado militarmente por Turquía y Catar.

El este está controlado por una administración elegida por el Parlamento electo, que no reconoce al GNA, y apoyada por el militar Jalifa Haftar que cuenta con el respaldo de Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia.

Las fuerzas de Haftar asediaron Trípoli durante 14 meses pero tuvieron que retirarse a principios del año pasado tras el apoyo de Turquía al GNA.

En una nota de esperanza entre tanto agobio, tras años de callejón sin salida, en los últimos meses se han registrado, como los define Naciones Unidas, “avances tangibles” en negociaciones entre las diferentes facciones para hallar la paz.

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